El Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de Cataluña está realizando un ensayo piloto de endoterapia que, si ofrece los resultados esperados, podría ser un buen método para evitar que los árboles de más alto valor cultural, social y natural se vean dañados gravemente por la polilla del boj, Cydalima perspectalis, que ya ha afectado unas 170.000 hectáreas, casi un tercio del total de bojes en Cataluña.
Este método terapéutico se ensaya en el Parc Nou de Olot gracias a la colaboración del Consorcio de Medio Ambiente y Salud Pública de la Garrotxa y el Ayuntamiento de Olot y consiste a inyectar directamente en los árboles y arbustos un compuesto químico que provoca la muerte de las orugas después de la ingesta de las hojas. Se trata de un tratamiento específico, que solo afecta a esta plaga cuando se alimenta del árbol, y que ya ofrece resultados muy positivos con otras plagas forestales, como el picudo rojo de las palmeras (Rhynchophorus ferrugineus).
Esta prueba piloto se enmarca en el Plan de acción contra C. perspectalis, que establece una serie de medidas de seguimiento sobre la dispersión de la especie invasora y el grado de afectación. El Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, mediante los servicios de Sanidad Vegetal y de Sanidad Forestal y el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, lidera el Grupo de Trabajo Técnico sobre polilla del boj, que se reúne periódicamente desde hace más de cinco años. El grupo, que integran también el Cuerpo de Agentes Rurales y el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), investiga la evolución de la invasión y el ciclo biológico en las diferentes zonas del territorio y comprueba la eficacia y los momentos idóneos para aplicar posibles tratamientos fitosanitarios. También estudia métodos de control alternativos, como este nuevo ensayo con endoteràpia, la colocación de trampas, la técfnica de confusión sexual con feromonas o el control biológico con insectos parasitoides.
Desde el foco inicial detectado en la Garrotxa, en 2014, la plaga avanza en dirección suroeste. Ya está presente a 193 municipios de 23 comarcas catalanas. Las más afectadas son Osona, el Ripollès, la Garrotxa, el Berguedà y lo Moianès. En mayo, se inició una nueva campaña de la Red de Vigilancia y Seguimiento de la polilla del boj en Cataluña, una red en funcionamiento desde 2018 que busca avanzar en el conocimiento del ciclo biológico de C. perspectalis mediante la obtención de curvas de vuelo en diferentes localizaciones. Este año, participan las mismas 33 estaciones que ya lo hicieron en 2021.
Esta especie invasora se alimenta de hojas de boj de jardines y bosques. Los efectos de la plaga son muy impactantes porque dejan los árboles absolutamente defoliados, lo que compromete su capacidad de supervivencia. Las orugas, a pesar de que provocan molestias, no son urticantes ni peligrosas para las personas. Las primeras polillas suelen volar a partir del mes de junio. De agosto a octubre, la plaga tiene dos generaciones más que hacen que sea muy abundante en pleno verano.