Entre el 19 de septiembre y el 13 de diciembre de 2021 se produjo la erupción volcánica en la isla de La Palma que cubrió de lava 1.200 ha de superficie, de las que 220 eran fincas de platanera. Cooperativas Plataneras de Canarias (COPLACA), la principal cooperativa del sector platanero canario, colaboró y participó desde el primer momento para que los productores recuperasen lo mejor posible sus fincas. Año y medio después, algunas de estas fincas afectadas han recuperado su actividad y comienzan a producir.
La erupción del volcán afectó durante varias semanas a la producción de plátanos de la isla, tanto por las dificultades de acceso y trabajo en las fincas, como por los roces en la fruta debidos a la ceniza o arena volcánica. Terminada la erupción, los efectos negativos fueron evidentes también en las fincas en las que se habían precipitado grandes cantidades de ceniza que habían sepultado plantas e invernaderos.
Ante los daños que causaban a las partículas de ceniza en fruta al madurar, el Departamento de Calidad de COPLACA recopiló en un documento los posibles efectos que podía causar la ceniza en la fruta y en las plantas y las labores aconsejada para minimizarlo. Se comprobó que la ceniza puede causar arañazos en los racimos que deterioran la calidad, y que no existía una pauta general para minimizar el daño, ya que dependía de cada caso particular (cantidad de ceniza depositada en racimos y hojas, grado de llenado, instalación de agua a presión, disponibilidad de sopladores…).
Recuperar la productividad de una finca, por lo tanto, dependía de la situación de partida y de los recursos y plazos de cada caso: la cantidad de ceniza depositada, el estado de las plantas, la disponibilidad de agua, de maquinaria y aperos, así como de mano de obra especializada en caso de hacer capados, determinaría la estrategia a seguir. Por norma general, para eliminar las cenizas acumuladas en los racimos, lo más adecuado era utilizar agua a baja presión con el mayor caudal posible, tanto para racimos jóvenes como para fruta próxima para su recolección.
En noviembre de 2021, COPLACA estableció contactos con especialistas que pudieran aportar su experiencia y conocimientos de ayuda ante esta situación imprevista. Así, se formó un grupo de trabajo en el que participaron profesores de prestigio internacional como Miguel Dita, del centro de investigación brasileño EMBRAPA; Eloy Molina, de la Universidad de Costa Rica; Luiz Teixeira, del Instituto Agronómico de Brasil; y expertos canarios como Antonio Marrero, de la Universidad de La Laguna, el Ingeniero José Timón y la directora del Laboratorio de Agricalia, Silvia Capote.
A principios del 2022, y con la colaboración de Viveros CUPLAMOL, se realizó un pequeño ensayo para comparar el crecimiento de plantas de platanera procedentes de cultivo in vitro en distintas proporciones de ceniza y sustrato comercial. Así, se prepararon varias macetas con tres tratamientos: solo sustrato, mezcla al 50% de sustrato y ceniza, y solamente ceniza. “Este pequeño ensayo demostró que el crecimiento de las plantas era posible en sustratos que incorporasen ceniza sin acusar síntomas de toxicidad, aunque el manejo del agua debía adecuarse, ya que la ceniza retiene más humedad que el sustrato solo”, explica Javier López-Cepero, coordinador del Departamento Técnico de COPLACA.
El 11 de enero de 2022, se puso en marcha un ensayo con distintos espesores y manejos de ceniza en una parcela experimental de la Cooperativa AGUSA, en Los Sauces. “La idea era diseñar en la misma un ensayo demostrativo de los efectos de distintas cantidades y manejo de cenizas sobre el desarrollo de las plantas, a fin de obtener conclusiones que puedan orientar en el momento de retomar la actividad en las fincas de la llamada zona cero de afección directa por el volcán, en las que la ceniza se ha depositado en bastante cantidad, especialmente en el momento en que hay que decidir si se replanta o se intenta mantener cada parcela con deshijes y capados”, recuerda López-Cepero. La conclusión más significativa del ensayo fue que se obtuvieron un mayor número de manos en las plantas con 20 cm de ceniza semienterrada frente a las de 5 cm de ceniza (semienterrada y en superficie) y el testigo. En la misma parcela de este ensayo, trabajadores del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) tomó de muestra de tierra y cenizas para analizar distintos parámetros físicos, químicos y microbiológicos.
En febrero, cuando la erupción ya había finalizado, el Dr Eloy Molina, de la Universidad de Costa Rica, recorrió durante varios días las fincas afectadas y presentó sus conclusiones en el Museo Benahorita. A partir de estos diagnósticos y pautas de trabajo, COPLACA mantuvo reuniones con las entidades de La Palma para resolver las dudas de los productores, tanto en los temas técnicos como administrativos. Además, la cooperativa colaboró con la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria de la Universidad de La Laguna en un ensayo coordinado por el Profesor Antonio Marrero sobre el comportamiento de las plantas y el régimen hídrico en distintas mezclas de material volcánico y tierra.
La experiencia y observaciones, así como los comentarios de los especialistas, sirvieron de base para la edición de un tríptico que exponía las diferentes alternativas de recuperación de las parcelas, bien mediante eliminación, enterrado y replantación con nuevo material, o utilizando las técnicas de capado y deshijado manteniendo el material presente.
Se ha comprobado que la ceniza o arena volcánica no supone perjuicio para los suelos o la producción, con nacimientos de racimos bastante uniformes y de buen tamaño
Por último, y ya en el proceso de recuperación de las fincas, COPLACA estableció un asesoramiento directo de la mano del Ingeniero José Timón para el manejo del riego en esta nueva composición de suelo en dos fincas de la zona de Las Hoyas y Las Norias que han replantado y puesto riego por goteo.
“Aunque no podemos olvidar la superficie productiva que quedó sepultada bajo la lava, actualmente, año y medio después del final de la erupción, comienzan a producir las fincas que se replantaron una vez se pudo acceder a las zonas afectadas y restablecer las conducciones de agua”, afirma López-Cepero, que destaca que algunos agricultores hayan aprovechado para cambiar los sistemas de riego de aspersión a goteo, e incluso se hayan puesto en marcha conversiones a producción ecológica.
“Gracias a estos trabajos, se ha comprobado que la ceniza o arena volcánica no supone perjuicio para los suelos o la producción, con nacimientos de racimos bastante uniformes y de buen tamaño y que solo requiere un manejo distinto del riego debido a la modificación de la textura y propiedades físicas. Finalmente, sólo queda esperar que todo lo aprendido y recopilado con esta triste experiencia quede en simple documentación que no sea necesario volver a utilizar en el futuro”, concluye el técnico de COPLACA.