El Consejo Económico y Social Europeo (CESE), órgano consultivo de las instituciones europeas que agrupa a entidades de la sociedad civil, ha aprobado por una abrumadora mayoría (175 a favor, tres abstenciones y solo un voto en contra) un dictamen no vinculante sobre el uso sostenible de fitosanitarios en el que pide que se establezcan “periodos de transición razonables” en los objetivos de reducción, “durante los cuales se permita a los agricultores acceder a la utilización de nuevos productos alternativos” y que se tengan en cuenta “las condiciones geográficas, agronómicas y socioeconómicas de los diferentes Estados miembros”.

El dictamen, cuyo ponente ha sido el secretario de Relaciones Internacionales de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, José Manuel Roche, pretende “poner cordura” en las intenciones de la Comisión y el Parlamento y que se analicen las especificidades de cada país y de cada sector. “Debemos producir hoy sin arriesgar la producción de mañana: Europa necesita asegurar una producción de alimentos razonable y sostenible y esto pasa por una alianza con los agricultores que son sostenibles por naturaleza”. Aunque no es vinculante, la Comisión Europea debe tener en cuenta el dictamen una vez se publique en el DOUE.

El informe recuerda que las herramientas actuales de bajo riesgo tardan una media de diez años en llegar al mercado, y por tanto pide a los legisladores que sean “especialmente sensibles en cuanto al calendario fijado para alcanzar dichos objetivos, introduciendo para ello la flexibilidad necesaria con el objetivo de cumplir la máxima de no dejar a nadie atrás”. El CESE recuerda la importancia de estas sustancias en la soberanía alimentaria de Europa, un aspecto que cobra especial relevancia por la guerra en Ucrania y por el cambio climático: “Europa no puede asumir hoy día la reducción de producción que acarrearía la limitación del uso de los fitosanitarios, así como el incremento del precio de los alimentos que conllevaría”.

El CESE considera que “la gestión integrada de plagas (GIP) debe seguir siendo la piedra angular de la propuesta de la Comisión, aumentando y apoyando el uso de las alternativas para el control de plagas, como los productos fitosanitarios de bajo riesgo o de base biológica”, pero admite que “por el momento, sin embargo, estas soluciones no pueden remplazar el uso de plaguicidas químicos”. El texto aprobado pide a los Estados miembros que fomenten “la utilización de esta caja de herramientas lo antes posible, velando a su vez para que se disponga de sistemas de incentivos adecuados”.

El CESE llama a investigar soluciones basadas en la ciencia y la innovación, como el uso de variedades más resistentes, semillas certificadas, la agricultura de conservación, las nuevas técnicas de edición genómica, la agricultura ecológica, la rotación de cultivos, las técnicas digitales o la apuesta por el uso de los cultivos menores, “para transitar con éxito hacia un modelo basado en el menor uso de productos fitosanitarios”.

El dictamen reconoce la importancia de potenciar el necesario asesoramiento especializado a la hora de utilizar los fitosanitarios, un papel en el que, reconoce, son imprescindibles las organizaciones profesionales agrarias y las cooperativas.