Un Grupo Operativo coordinado por el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) se ha constituido para promover el control biológico de Tuta absoluta, principal plaga del tomate, y disminuir la dependencia de los insecticidas. Para ello, trabajará con un enemigo natural, el parasitoide Dolichogenidea gelechiidivoris, que en estado larvario se desarrolla alimentándose del cuerpo del lepidóptero.

En el proyecto se estudiará tanto el manejo de las poblaciones del parasitoide como el escalado de la cría, y se harán pruebas de liberaciones en campos comerciales de la zona productora del Maresme (Barcelona). Los agricultores de las cooperativas y los técnicos de las Agrupaciones de Defensa Vegetal (ADV) que participan en el proyecto piloto han sido pioneros en la utilización de enemigos naturales para el control biológico de plagas en cultivos hortícolas, concretamente en tomate. Así, colaboran cuatro cooperativas de agricultores del Maresme: Conca de la Tordera, Progrés-Garí, Agrícola Vilassar de Mar i Cabrera de Mar. El IRTA se encargarán de la coordinación del Grupo Operativo, la entidad líder del proyecto será la Cooperativa Conca de la Tordera y el resto de cooperativas harán seguimiento y apoyarán la ejecución de los ensayos, aportarán fincas para hacer pruebas piloto y harán difusión y transferencia de los resultados del proyecto. Por otro lado, la Federación Selmar y la ADV del Baix Maresme elaborarán los protocolos de trabajo, harán revisiones críticas de las memorias y los entregables, planificarán y harán seguimiento de las actividades de cría y también harán difusión y transferencia de los resultados del proyecto.

T. absoluta, que llegó a España en 2006, provoca grandes pérdidas en el cultivo del tomate. Ataca principalmente las hojas de la planta para alimentarse del parénquima, un tejido implicado en una gran variedad de funciones fisiológicas, aunque también puede penetrar los frutos y causarles daños que impiden su comercialización. En casos extremos, también puede atacar brotes que comprometen el crecimiento de la planta. La plaga ha provocado en esta zona productora de Cataluña pérdidas de entre el 19% y el 35% entre los años 2018 y 2020, según datos de la cooperativa Conca de la Tordera. A estas pérdidas hay que añadir las devoluciones del producto por parte de los clientes, entre ellos grandes superficies, cuando ven daños que no se habían detectado durante la manipulación.