El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) actualizará y demostrará la validez y utilidad de la red de estaciones meteorológicas y los modelos fenológicos de las principales plagas que recoge el portal RuralCat.

Utilizar los modelos fenológicos para controlar las plagas, sobre todo en fruta y uva, es una herramienta básica y muy extendida entre el personal técnico de las Agrupaciones de Defensa Vegetal (ADV) de Cataluña. Son modelos matemáticos que combinan la información del ciclo de vida de la plaga –fenología– y datos climáticos, principalmente la temperatura ambiental. De esta forma, pueden detectar el momento idóneo para aplicar los tratamientos fitosanitarios, si son necesarios.

Uno de los modelos más utilizados es el de la carpocapsa (Cydia pomonella). Sin embargo, en cada zona agrícola existen unas condiciones climáticas diferentes y los grados acumulados por día, que son las unidades de medida que utilizan estos modelos, son muy variables. Por eso, A través del proyecto demostrativo Actualización y validación de los modelos fenológicos de plagas agrícolas de la web RuralCat, financiado por el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat de Cataluña, el IRTA validará los modelos en cada zona donde se utilizan.

Para hacer un buen uso de los productos fitosanitarios y conseguir su máxima eficacia, estos deben aplicarse en el momento fenológico en el que el insecto es más sensible al producto, según su ciclo de vida. “Es fundamental validar los modelos de las plagas, ya que los nuevos productos son cada vez más específicos”, remarca Dolors Bosch, investigadora del programa de Protección vegetal sostenible del IRTA y responsable del proyecto.

Por ejemplo, en el caso del modelo fenológico de la grafolita (Grapholita molesta), una plaga que afecta al melocotón en Lleida, los expertos han comprobado que no se ajustaba a la zona de Girona, donde afecta al cultivo de manzano. “Esto se debe a que la alimentación tiene una incidencia muy importante en el desarrollo de las larvas y, por tanto, una misma plaga necesita dos modelos diferentes en función del cultivo”, explica la investigadora. Otro modelo que el centro de investigación catalán reconoce que debe mejorar es el de la polilla del racimo (Lobesia botrana).

Para validar los modelos fenológicos, es fundamental disponer de una buena base de datos y tener un buen conocimiento del ciclo de vida de cada plaga en el campo. Tanto G. molesta como L. botrana y C. pomonella pertenecen a la familia de los lepidópteros y se utilizan trampas de seguimiento del vuelo de los adultos (polillas). Estas trampas requieren un mantenimiento adecuado, utilizar el atrayente idóneo para la especie e instalarlas en el momento adecuado para realizar la lectura de las capturas de forma continuada desde el inicio hasta el final de la etapa de vuelo del insecto. En este sentido, el proyecto trabajará para mejorar la obtención de esta información y transferir sus datos a la plataforma RuralCat.

Este proyecto es la continuación de una actividad llevada a cabo durante 2020 y 2021 por personal del Servicio de Sanidad Vegetal catalán, el IRTA, la Universidad de Girona (UdG) y la Universidad de Lleida (UdL), bajo la coordinación de la Subdirección General de Transferencia e Innovación Agroalimentaria de la Generalitat de Cataluña. En esta colaboración ya se analizó la idoneidad de la localización de las estaciones meteorológicas automatizadas y se inició la revisión de algunos de los modelos fenológicos de plagas y enfermedades de la página de RuralCat, así como la valoración de incorporar otros tantos. Se trataba de una actividad coordinada con el proyecto Mejora, evaluación y validación de modelos predictivos de enfermedades de frutales, vid y olivo, presentada por la Universidad de Girona para implementarla en RuralCat.