Utilizar sistemas de riego por aspersión, junto a la aplicación de compost de alperujo (subproducto de las almazaras generado durante la extracción del aceite de oliva), mejora la calidad de los suelos destinados al cultivo de arroz. Esta es la principal conclusión de una tesis doctoral elaborada en la Universidad de Extremadura, cuyos resultados se resumirán en un artículo que será publicado en el próximo número de la revista Phytoma (nº 328, abril).

El estudio está enmarcado en una de las líneas de trabajo del Grupo de Investigación de Gestión, Conservación y Recuperación de Suelos, Aguas y sedimentos de la UEx (GORSAS), junto a miembros del Grupo de Investigación de Agronomía. Estos expertos desarrollan desde hace varios años proyectos para dar viabilidad medioambiental y económica al cultivo del arroz.

“Los resultados logrados en esta tesis proponen una alternativa a la producción de arroz que se realiza bajo métodos de laboreo convencional y sistemas de riego anaeróbicos (inundación), lo que conlleva la realización de numerosas labores con un gran impacto ambiental como la degradación de los suelos, las emisiones de gases de efecto invernadero, la acumulación de metales en el arroz, además de un elevado consumo de agua, lo que hace peligrar la sostenibilidad del cultivo, especialmente en países como España, segundo productor a nivel Europeo por detrás de Italia, donde la disponibilidad de los recursos se encuentra cada vez más restringida”, explica Damián Fernández, autor de la tesis, que ha sido dirigida por los profesores Ángel Albarrán y David Peña. 

Entre sus conclusiones, la tesis doctoral destaca que la aplicación de compost de alperujo como enmienda orgánica en los arrozales, aparte de ser una alternativa eficaz para la valorización de este residuo agroindustrial, podría ser una práctica de gestión útil para combatir el calentamiento global, “al potenciar el secuestro del carbono en el suelo tanto en su efecto directo como residual”.

La tesis ha evaluado los efectos generados en los suelos destinados al cultivo de arroz, tras la implantación de diferentes sistemas de riego por inundación y por aspersión, junto a la combinación de técnicas de laboreo y la aplicación de enmienda orgánica (compost de alperujo). Los resultados apuntan a una mejora de la calidad de los suelos, además de afianzarse como una alternativa viable para la producción de este cereal bajo las condiciones del ambiente mediterráneo. Además, según explica el autor, la puesta en marcha de sistemas de riego aeróbico o por aspersión, aplicando siembra directa, puede ser a medio plazo una estrategia eficiente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los resultados de esta tesis han sido obtenidos tras realizar ensayos en condiciones reales de campo entre 2015 y 2017, en las Vegas del Guadiana (Extremadura). Los investigadores establecieron seis tratamientos: SD (siembra directa y riego aeróbico); SDC (siembra directa y riego aeróbico con aplicación de compost de alperujo); LC (laboreo convencional y riego aeróbico);  LCC (laboreo convencional y riego aeróbico con aplicación de compost de alperujo); LCI (laboreo convencional y riego anaeróbico) y LCIC (laboreo convencional y riego anaeróbico con aplicación de compost de alperujo). En cada sistema de manejo implantado se analizaron las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, así como la evolución de las mismas en el tiempo. Además, se realizó un seguimiento anual de los principales parámetros agronómicos y productivos del cultivo empleados para determinar la viabilidad económica de cada uno de los manejos, y se determinó la concentración de ciertos metales en los granos de arroz para evaluar su calidad. Por otro lado, se monitorizaron los flujos de gases de efecto invernadero (CO2, CH4 y N2O) con campanas estáticas durante cada campaña de cultivo.