Un ensayo ejecutado por el IRTA demuestra que el tratamiento con dron contra la mosca del olivo se adecua perfectamente a los condicionantes operativos de la aplicación y puede resultar más eficaz que el realizado con medios terrestres. Este ensayo, cuyos resultados se han publicado en la revista Phytoma, forma parte de los trabajos del Grupo Operativo PHYTODRON, donde también se han evaluado los riesgos ambientales (deriva sedimentada, pérdidas en el suelo), los riesgos personales (exposición del operador, residentes y transeúntes), la calidad de la aplicación (deposición en planta) y los residuos en cosecha.

“Los resultados alcanzados, junto a la adecuación de la normativa sobre tratamientos aéreos, prevista en el nuevo Reglamento de Uso Sostenible de los Fitosanitarios, vislumbran un empleo creciente de los drones en la realización de tratamientos en diferentes escenarios, incluidos los tratamientos de precisión”, aseguran los autores de este artículo, Santiago Planas, del grupo de investigación de Protección de Cultivos de la Universidad de Lleida-Agrotecnio, y David Caimel y Luís Asín, del Programa de Fruticultura del IRTA.

Los tratamientos contra Bactrocera oleae se practican habitualmente mediante pulverizadores terrestres accionados por tractor o vehículos tipo quad que dirigen la pulverización hacia la cima de los árboles. También, en grandes extensiones de olivar, se efectúan tratamientos con avión o helicóptero, aunque la implementación de la técnica de captura masiva con feromonas ha limitado estas prácticas. En este contexto, los drones para tratamientos fitosanitarios aportan soluciones potencialmente ventajosas, como el tratamiento con insecticidas cebo, objeto del ensayo del IRTA, así como tratar zonas de difícil acceso o en espacios restringidos a las aplicaciones aéreas convencionales. También para la liberación de feromonas en la técnica de confusión sexual y en operaciones de precisión.

En este ensayo se ha evaluado la eficacia del tratamiento con dron sobre una superficie de 7,69 ha de olivar hiperintensivo, en una finca ubicada en los municipios de Fraga (Huesca) y Soses (Lleida), comparado con un equipo terrestre.

Los tratamientos, que se llevaron a cabo en octubre de 2022, evidencian una mayor eficacia del dron frente al tratamiento terrestre en las fases de huevo y larva de la plaga. Por otra parte, analizando el total de frutos dañados, se observó que en la zona tratada con dron no aumentan los daños, mientras que en el tratamiento terrestre y de control, la proporción de frutos afectados se va incrementando en los muestreos (5 de octubre, 21 de octubre y 2 de noviembre).

“Este resultado, junto a la ausencia de residuos detectables en frutos, permite valorar de forma muy positiva la aplicación con dron frente al tratamiento con medios terrestres en el control de B. oleae mediante pulverización”, destacan los investigadores, que recomiendan el uso de drones en tratamientos de parcheo o zonales, como el de este ensayo, y su capacidad para operar de forma inteligente, a partir de mapas de prescripción incorporados al sistema de guiado del vuelo y la pulverización de forma totalmente autónoma y precisa.

Esta experiencia, junto a los resultados de otros ensayos del Grupo Operativo PHYTODRON en viñedo, mandarinos y arroz, “nos permiten afirmar que estamos frente a una tecnología madura y, consecuentemente, de pronta implementación y técnicamente argumentable en las futuras regulaciones” (actualmente, la legislación equipara los tratamientos con dron a los aéreos).