En 2023, Emilio Martí Monzonís fue elegido presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas y Graduados de Valencia y Castellón (COITAVC), que tres años después de su anterior edición, ha recuperado el Foro de BioProtección Vegetal: se celebrará el 23 de octubre en el Salón de Actos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la Universitat Politècnica de València (ETSIAMN-UPV) bajo el título Horizonte Kaki: Nuevas respuestas para los nuevos retos.
¿Por qué se ha recuperado el Foro de BioProtección Vegetal?
Por la necesidad de abordar los actuales desafíos fitosanitarios. La última edición se celebró en 2022 y se centró en la bioprotección de la infraestructura verde urbana, mientras que la nueva edición, que se celebrará en octubre de 2025, se enfocará en el caqui, uno de los cultivos que más está sufriendo la presión de plagas y enfermedades en los últimos años.
El cultivo del caqui, que en un inicio tenía pocos problemas fitosanitarios, se ha visto seriamente afectado por la irrupción de plagas como la mancha foliar, cochinillas (cotonet), moscas blancas y, más recientemente, los trips. El actual contexto sociopolítico ha llevado a una creciente limitación de productos químicos para el control de estas plagas, lo que obliga a buscar alternativas sostenibles.
En este sentido, Horizonte Kaki busca ser una plataforma para presentar y debatir soluciones sostenibles desde el punto de vista económico, social y medioambiental. Los expertos presentarán nuevas estrategias de control, como el uso de feromonas y el control biológico.
Asimismo, la reactivación del foro se alinea con los objetivos estratégicos del COITAVC de reforzar la formación de los ingenieros técnicos agrícolas y mantenerlos al día en temas de actualidad como el cambio climático, la gestión de recursos naturales y la sostenibilidad.
¿Cuáles son los objetivos de Horizonte Kaki?
El objetivo principal es abordar, desde una perspectiva integral y con la participación de expertos, los desafíos actuales y futuros del cultivo del caqui. El foro se centrará en el control de plagas y enfermedades clave como la mancha foliar, las cochinillas y los trips, que han afectado seriamente el crecimiento del cultivo. Se buscarán y debatirán soluciones innovadoras y sostenibles desde el punto de vista económico, social y medioambiental, especialmente ante la creciente restricción en el uso de productos químicos.
Más allá de la sanidad vegetal, también analizará desafíos adicionales, como el acceso limitado a recursos hídricos de calidad, el impacto del cambio climático, las nuevas tendencias en la nutrición del cultivo y las limitaciones de la producción monovarietal a gran escala.
En esencia, Horizonte Kaki nace con la intención de proporcionar nuevas respuestas a los múltiples retos que afronta el cultivo del caqui en la actualidad.
El caqui ha sufrido en los últimos años la presión de muchas plagas, ¿es la bioprotección la estrategia más adecuada ante la escasez de productos disponibles en caqui?
Sí, la bioprotección es considerada la estrategia más adecuada y necesaria para el cultivo del caqui en la actualidad. La creciente escasez de productos fitosanitarios convencionales y la aparición de plagas resistentes han hecho que los métodos de control biológico sean la principal alternativa para mantener la viabilidad de las plantaciones.
La Unión Europea y las normativas locales han limitado drásticamente el uso de muchas materias activas químicas, lo que ha dejado a los agricultores con un número muy reducido de opciones para combatir las plagas y enfermedades. Esta situación ha llevado a pérdidas económicas de millones de euros.
La bioprotección no debe entenderse como la única solución, sino como una herramienta clave dentro de un Manejo Integrado de Plagas. Este enfoque combina el control biológico con el uso selectivo de productos químicos de bajo impacto, optimizando así la efectividad y la sostenibilidad del cultivo.
La creciente escasez de productos fitosanitarios y la aparición de plagas resistentes han hecho que los métodos de control biológico sean la principal alternativa para mantener la viabilidad de las plantaciones
¿A quién va dirigido el Foro de BioProtección Vegetal?
Principalmente, a profesionales del sector agrícola: ingenieros técnicos agrícolas, graduados en ingeniería agrícola, ingenieros agrónomos, comercializadores de productos agrícolas, industriales del sector, empresas de distribución, investigadores y académicos, técnicos de cooperativas y empresas agrícolas, estudiantes universitarios del sector y, en definitiva, a los agricultores y productores de caqui. El objetivo es ofrecer un espacio de encuentro y debate donde todos estos actores puedan intercambiar conocimientos, conocer las últimas innovaciones en bioprotección y buscar soluciones conjuntas a los desafíos que enfrenta el cultivo del caqui.
¿La idea es volver a recuperar la periodicidad anual de estas jornadas?
Sí, la intención es recuperar la periodicidad anual de estas jornadas. Esta edición marca la reactivación del Foro de Bioprotección Vegetal. Queremos ofrecer una plataforma constante y actualizada donde los profesionales del sector puedan abordar los retos fitosanitarios y de sostenibilidad que afrontan los cultivos.
Acaba de cumplir dos años al frente del COITAVC, ¿qué balance hace de este periodo?
El balance ha sido positivo, centrándolo en visibilizar la importancia de la profesión, afrontar los retos del sector y fortalecer la voz de los ingenieros agrícolas ante los desafíos socioeconómicos y ambientales.
¿Cuáles son, hoy en día, los retos de los técnicos agrícolas?
Maximizar la eficiencia y la rentabilidad de los cultivos mientras se enfrentan a desafíos globales como el cambio climático y las crecientes exigencias de sostenibilidad. Los técnicos deben implementar prácticas agrícolas que protejan el suelo, el agua y la biodiversidad. Esto implica reducir el uso de fertilizantes y fitosanitarios químicos, así como optimizar los sistemas de riego para hacer frente a la escasez hídrica. La normativa europea y la demanda de los consumidores impulsan esta transición hacia una agricultura más ecológica y de menor impacto.
Además, el aumento de las temperaturas y la aparición de fenómenos meteorológicos extremos obligan a los técnicos a buscar soluciones que hagan a los cultivos más resilientes. Esto incluye la adaptación de variedades, el uso de bioestimulantes y la implementación de sistemas de protección, como mallas o invernaderos.
Por otro lado, la agricultura 4.0 exige que los técnicos dominen nuevas herramientas como los drones, los sensores IoT, la inteligencia artificial y el big data para tomar decisiones más precisas y eficientes. El manejo del cuaderno digital de explotación, que registra las labores agrícolas, es un ejemplo concreto de esta digitalización.
El sector agrícola en general se enfrenta a la falta de relevo generacional, la baja rentabilidad de las explotaciones y la competencia de mercados internacionales que no tienen las mismas exigencias ambientales. Los técnicos deben ayudar a los agricultores a gestionar estas dificultades para asegurar la viabilidad de sus negocios a largo plazo.
Estos desafíos demuestran que el rol del técnico agrícola ha evolucionado de un gestor de campo a un profesional integral que combina conocimientos científicos, tecnológicos y económicos para garantizar una producción de alimentos segura y sostenible.
¿Cree que la profesión está suficientemente reconocida en la sociedad?
Es probable que la profesión de ingeniero agrícola no esté suficientemente reconocida en la sociedad en la actualidad. A menudo, su labor es poco visible para el público general, que desconoce el papel fundamental que estos profesionales desempeñan en la cadena agroalimentaria.
La sociedad, especialmente en áreas urbanas, ha perdido el contacto directo con la producción de alimentos. No se es consciente del proceso que va desde el campo hasta la mesa, ni del conocimiento técnico que se requiere para garantizar la calidad y la seguridad de los productos. Los ingenieros agrícolas son los encargados de supervisar este proceso, pero su trabajo es invisible para el consumidor final.
Aunque a menudo se les asocia únicamente con el trabajo de campo, su labor es mucho más amplia: los ingenieros agrícolas son responsables de la gestión de recursos hídricos, la implementación de tecnologías como la agricultura de precisión y la asesoría en temas de sostenibilidad y medio ambiente. A pesar de la falta de reconocimiento, su trabajo es estratégico para la sociedad. Son los garantes de la seguridad alimentaria, la viabilidad económica del sector primario y la sostenibilidad de los ecosistemas agrícolas. En un contexto de cambio climático y escasez de recursos, su rol es cada vez más vital.


