El Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en Huelva, ha sufrido la primera infestación de la avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus), una plaga de origen asiático que desde 2014 se ha propagado por importantes zonas productoras de castaño andaluzas, en la provincia de Málaga y algunos municipios granadinos, y también se ha establecido en otras regiones de la península, sobre todo Galicia.  Su acción induce la formación de abundantes agallas en los brotes nuevos, lo que afecta al desarrollo del árbol y a su producción, además de favorecer la aparición de enfermedades fúngicas.

Según el director-conservador del Parque Natural serrano, Antonio José López, el brote “se ha podido controlar y erradicar debido a que el propietario estableció las medidas oportunas de cuarentena”. El origen de este foco es la plantación de castaños procedentes de otras zonas del territorio de la península en los que ya está presente la avispilla. “Para evitar la propagación de esta plaga es fundamental no plantar castaños de fuera del parque natural, y en el caso de que se hubieran plantado, supervisar la aparición de pequeñas malformaciones conocidas como agallas que aparecen en los brotes de las yemas y eliminarlos”, explica Antonio José López. Un solo individuo de esta plaga es suficiente para garantizar una expansión exponencial de su población ya que estos insectos no necesitan fecundación masculina para reproducirse.

La Plataforma Onubense de Defensa del Castañar, que agrupa a los productores de esta provincia, se ha mostrado “muy preocupada” por este foco y ha manifestado que “ha sido una suerte poder controlar el daño, pero debemos activar las alarmas para que no se produzcan nuevas infecciones”.

Las asociaciones que integran esta plataforma reclaman a la administración “lanzar una campaña de concienciación hacia los castañicultores y todo el sector para que se extremen las precauciones”, y proponen “evitar nuevas plantaciones de plantones que vengan de fuera y, en el caso de haber traído plantones, vigilarlos de cerca antes de que las posibles agallas liberen la avispilla en poco tiempo”. Esta entidad ciudadana representativa del sector denuncia que numerosos propietarios están plantando “nuevos castaños que traen de fuera de Huelva y si no se evita, van a introducir la plaga sin mala fe y por desconocimiento”.

Los productores unidos en la Plataforma advierten de que, “aunque no esté prohibido plantar plantones certificados, es un riesgo y la administración debería impedir cualquier plantación de castaños fuera de control o cuarentena”. Otra medida que reclaman es que la administración genere “espacios públicos vigilados que permitan el control de los plantones importados antes de plantarlos en las fincas para asegurar que no traen la avispilla”.

La Plataforma y sus asociados están colaborando con la Cooperativa Castañera Serrana en la elaboración del Plan Estratégico del Castañar, por encargo de la Junta de Andalucía, y va a incorporar un apartado dirigido a la toma de medidas contra plagas como la avispilla. “La presencia y extensión de la avispilla podría ser la puntilla para el castañar onubense, que ya está afectado por numerosos problemas, como el envejecimiento del arbolado, enfermedades o el cambio climático, y que se enfrenta a un serio riesgo de desaparición”, alerta la entidad ciudadana, que reclama que “las plantaciones realizadas en los últimos meses sean vigiladas con la colaboración del Parque Natural, así como impulsar una campaña informativa a todos los niveles para cuidar los procesos de plantación, implementar hábitos sostenibles de cultivo y sensibilizar a toda la población para que contribuyan a salvar el castañar serrano”.

El control biológico, por medio de la introducción del parasitoide exótico Torymus sinensis, es el medio más eficaz para el control de esta plaga. Tanto Galicia como Andalucía realizan todos los años sueltas en las zonas afectadas por este microhimenóptero originario de China.