Un estudio de la Estación de Avisos de INTIA, realizado en el marco del proyecto LIFE NAdapta de adaptación al Cambio Climático y cofinanciado por el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, ha detectado que la plaga del taladro del tomate (Helicoverpa armigera) presenta un comportamiento que se repite en ciclos de ocho campañas agrícolas. Esta conclusión se obtiene a partir del análisis de los datos históricos disponibles en los dieciséis puntos de monitoreo repartidos por distintos municipios de Navarra como Caparroso, Falces y Funes, zonas con importante superficie de producción de hortícolas.

El taladro del tomate sigue siendo la plaga que mayor presencia y mayor incidencia tiene en los cultivos de tomate y pimiento navarros, si bien puede afectar también a cultivos de hoja, como acelgas o maíz dulce, y en las primeras fases de desarrollo a los cultivos de brasicas. En la campaña 2023, los niveles de vuelo han aumentado con respecto a los de la campaña pasada, y se han mantenido incluso a finales de verano en algunas zonas en valores excepcionalmente elevados, con el consiguiente riesgo para las plantaciones de los cultivos hortícolas de invierno. A partir del análisis de los datos históricos disponibles y en base a las últimas campañas, se observa un incremento de la plaga en las parcelas de producción de hortícolas de verano y de invierno.

La plaga experimenta ciclos de aproximadamente ocho años en los que, desde niveles mínimos, las poblaciones van aumentando, con fluctuaciones, hasta alcanzar un pico máximo a partir del cual van descendiendo. Aproximadamente, a partir del quinto año las poblaciones comienzan a disminuir hasta alcanzar el mínimo de capturas en el octavo año. En este análisis del comportamiento de la plaga se ha detectado también que el inicio del vuelo de la plaga se está adelantando, mientras que el final del vuelo se prolonga.

Las temperaturas más suaves, tanto del inicio de la primavera como las del otoño, son unas de las causas que pueden estar propiciando estos cambios. Este hecho se ha corroborado en la campaña 2023, en la que el número de capturas ha sido mayor que en 2022, así como los daños producidos en los cultivos. Destaca también esta campaña los daños observados en el cultivo de la colza en sus estadios iniciales de desarrollo, ataques que no suelen ser habituales. Estos ciclos de la plaga se han analizado para las diferentes zonas productoras y se han encontrado similitudes de comportamiento.

Con respecto a los daños ocasionados en los cultivos hortícolas en esta campaña, la gestión de la plaga en tomate ha resultado algo más complicada que la campaña pasada. Este hecho es achacable a las condiciones meteorológicas, más frescas que en la campaña pasada, que han aumentado el periodo de maduración del tomate, por lo que la plaga ha tenido durante más tiempo los frutos disponibles para su ataque.