La experimentación de INTIA utilizando papel como alternativa al plástico en el acolchado de cultivos, que tiene como reto disminuir la huella ecológica de los cultivos sin reducir su productividad, ya ha ofrecido buenos resultados.

La finca experimental de INTIA tiene en la localidad navarra de Sartaguda acogió una jornada de puertas abiertas a la que acudieron profesionales de la agricultura navarra y jóvenes estudiantes de las escuelas de formación profesional de Peralta y Pamplona para visitar, entre otros, los ensayos que la entidad está realizando para sustituir los acolchados plásticos en cultivos hortícolas de invernadero. Se trata de un proyecto liderado por INTIA, en colaboración con la empresa Smurfit Kappa, que está ensayando diferentes tipos de papel que puedan sustituir al polietileno que habitualmente se utiliza en el acolchado de cultivos hortícolas y que supone una amenaza para el medioambiente. Este trabajo es especialmente relevante desde el punto de vista de la prevención de residuos en el sector agrícola, ya que la mayor parte de los acolchados de hortícolas se realizan utilizando plásticos cuya gestión y tratamiento como residuos es muy compleja y con bajos índices de reciclado.

Amaya Uribarri, especialista de INTIA en cultivos de invernadero, presentó las experiencias realizadas en esta finca con dos tipos de papel, de distintos gramajes y sobre los principales cultivos de invernadero en Navarra: tomate y lechuga. Todos ellos se comparan con el uso de polietileno, para lo que se observan los siguientes parámetros: facilidad de colocación, temperatura y humedad que alcanza el suelo con el acolchado, desarrollo del cultivo, desarrollo de malas hierbas y degradación posterior del material.

Según los primeros resultados, se observa que el papel es sencillo de colocar, aunque hay que tener en cuenta que se puede contraer por la humedad y que de momento no se suministra troquelado. Mantiene la temperatura adecuada en el suelo, lo que permite un buen desarrollo del cultivo, a diferencia del polietileno, con el que se registran variaciones de temperatura en función de la época del año. Se observa que utilizando papel de color negro se registran temperaturas más altas que con el marrón.

También se constata que el papel mantiene muy bien el control de malas hierbas en invierno, que en primavera el de color negro funciona mejor que el marrón porque deja pasar menos luz, y que en verano, como el ciclo de la lechuga es muy corto, no hay problema de malas hierbas porque su desarrollo en ese plazo no es suficiente para llegar a romper el papel.

Respecto a la humedad, se observa que el papel negro la retiene comportándose como un plástico y luego se evapora, y que el papel marrón se empapa y luego le cuesta más tiempo secarse.

En cuanto a la degradación, los dos papeles aguantan el tiempo suficiente para cubrir el ciclo del cultivo. Después se pica y se incorpora al suelo sin ningún problema. Al mes se realizaron controles de degradación y se vio que prácticamente había desaparecido.

Los trabajos realizados hasta ahora sientan las bases para continuar experimentando y finalmente obtener los resultados que permitan realizar las recomendaciones precisas al sector respecto a esta alternativa.