La finca experimental de INTIA en Sartaguda, especializada en producción ecológica, desarrollará este año diversos ensayos sobre el efecto del manejo de cubiertas vegetales en nuevos cultivos ecológicos. Esta técnica, que ya fue utilizada en la pasada campaña con resultados satisfactorios, volverá a testarse en calabaza, calabacín, sandía, melón y en siembra directa de maíz.

El ensayo planteado pretende valorar el impacto que pueden suponer las cubiertas vegetales en las distintas parcelas y compararlo con el método tradicional de acolchado plástico, o de siembra tradicional en el caso del maíz. Este ensayo comparativo entre ambas técnicas englobará todos los aspectos posibles: agronómicos, económicos, de manejo o medioambientales.

Este tipo de ensayos identifica, analiza y contrasta el impacto positivo de una cubierta vegetal asociada a un determinado tipo de cultivos. Esto implica un cultivo de las cubiertas antes del cultivo comercial y no un laboreo de la parcela. El pasado mes de noviembre comenzaron a sembrarse distintos tipos de cubiertas: veza mezclada con avena, avena con habas, mostaza, guisante, veza y habas. En principio, para la experimentación de este año se va a utilizar la cubierta de veza y avena. Tras la siembra en la primera semana de noviembre pasado, se espera poder mantener el cultivo en su fase de crecimiento hasta mediados de mayo aproximadamente. A partir de esa fecha, se inicia la siguiente fase, que consiste en planchar la cubierta con un rodillo de paletas de forma que el cultivo queda pegado al suelo, sin capacidad de rebrotar (de ahí, la elección de las paletas del rodillo que dañan el tallo sin cortarlo). Ese pegado al suelo crea un acolchado vegetal, que no se descompone y cubre el suelo durante buena parte del cultivo.

A partir de ahí, comienza la fase del cultivo. El cultivo cubre totalmente el suelo y forma una cama de vegetación, lo que hace que quede totalmente protegido, ofrece una mayor estabilidad en la temperatura, menor emergencia de adventicias y más estabilidad en los ciclos del agua, entre otros beneficios.

En unos pocos días, el cultivo cubierto se seca, pero sigue acolchando el suelo. Sobre este lecho seco de vegetación se coloca el riego, en el caso de que el cultivo posterior sea hortícola, se riega y se hace la plantación. De esta forma, el cultivo se desarrolla y va creciendo, a la vez que la cubierta protege el suelo e impide la salida de plantas adventicias.

El pasado año, en la finca experimental de Sartaguda se realizaron distintos ensayos de cubiertas vegetales con resultados óptimos en melón, sandía y calabaza, y una pequeña prueba en tomate. Con este tipo de proyectos de experimentación se pretende contribuir al conocimiento de los procesos empleados en producción ecológica, cuantificar y comparar la respuesta de estas técnicas en las parcelas y valorar la influencia de las cubiertas vegetales sobre cultivos que habitualmente se emplean en el sector agrícola de zonas agroclimáticas como las de Navarra.