Científicos de 27 países, junto con representantes de varias empresas del sector de biotecnología agraria, participan en la acción COST 1405, proyecto que engloba diversas actividades de investigación para mejorar la producción agrícola mediante el manejo de las interacciones entre cultivos, artrópodos y microorganismos y un menor uso de plaguicidas.

En el último número de la revista Phytoma (319), dos de las investigadoras que participan en este proyecto, Ana Pineda, del Instituto de Investigación CIBIO de la Universidad de Alicante, y Ainhoa Martínez-Medina, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca, publican el artículo El poder de lo minúsculo: el uso de microorganismos beneficiosos del suelo en el control de plagas, que aborda esta interacción a tres bandas.

Los investigadores de la acción COST 1405 se han reunido en los últimos años de forma periódica, colaborando en diversos estudios, organizando cursos y seminarios para preparar a las nuevas generaciones de científicos y tecnólogos, compartiendo ideas y divulgando información sobre la importancia de estas interacciones en la salud de las plantas y los ecosistemas naturales y agrícolas. Las principales actividades de la red han estado orientadas a entender y dar a conocer el impacto de las interacciones microorganismo-planta-artrópodo en la producción de cultivos, los mecanismos que explican estas interacciones y las posibles aplicaciones del manejo de estas interacciones en agricultura.

Para dar una mayor visibilidad al proyecto, han elaborado un video divulgativo, disponible en castellano y también en inglés. Martínez-Medina, junto a Leyre Pescador y María J. Pozo, de la Estación Experimental del Zaidín (CSIC), ha participado en su elaboración.  “En la primera parte se muestran las maravillas generales de la biología, cómo puede explicar la vida, su origen y su significado. Cómo nos puede ayudar a entender su funcionamiento, desde el microorganismo más pequeño hasta el mamífero más grande. Es extraordinario intentar entender cómo las mismas moléculas organizadas en diferentes combinaciones dan lugar a la gran diversidad de especies que conocemos, ¡y las muchas que quedan por descubrir! y cómo especies de diferentes reinos, como animales y plantas, bacterias y hongos, pueden interactuar entre sí y cómo evolucionaron y siguen evolucionando juntos”, explican las investigadoras.

En la segunda parte se expone la importancia de los “microbios beneficiosos” para el crecimiento de las plantas y la producción agrícola. “Cuando pensamos en los microbios de las plantas, una de las primeras imágenes en nuestra cabeza es quizás la de cosechas destruidas por las enfermedades que causan determinadas bacterias y hongos en los cultivos. Sin embrago, hoy en día somos cada vez más conscientes de que la cooperación entre las plantas y los microbios es crucial para la supervivencia de éstas y para una agricultura sostenible y saludable. Los microbios beneficiosos de las plantas pueden ayudar al crecimiento y a la salud de éstas, mejorando la adquisición de nutrientes y aumentando sus defensas. Las bacterias y los hongos que viven asociadas a las plantas sin causarles daños pueden modificar la naturaleza química de las mismas, haciendo que sean menos aptas para el consumo por herbívoros, mejorando así sus defensas. Mostramos algunos ejemplos, como el caso de los hongos del género Trichoderma, que tienen un efecto ‘vacuna’ mejorando el sistema inmune de las plantas. O las micorrizas, que promueven la polinización de determinados cultivos. Estos microbios además pueden ayudar a las plantas a defenderse de una manera ‘indirecta’. Cuando son mordidas por orugas, las plantas producen compuestos volátiles para atraer a los depredadores naturales de las orugas. Los microbios beneficiosos de las plantas pueden promover la producción de estos compuestos volátiles y así aumentar la atracción de estos enemigos naturales de las orugas, mejorando la capacidad de la planta para defenderse de las plagas”.

En la tercera parte del vídeo se expone cómo estos mecanismos son análogos a la vacunación en humanos. “Podemos vacunar las plantas con estos microbios beneficiosos para fortalecer su sistema inmune y que puedan defenderse de manera más eficaz frente a futuros ataques de plagas y patógenos. Así podemos reducir la dependencia de la agricultura de productos fitosanitarios”.