Un estudio internacional en el que participa la Universidad de Córdoba ha descubierto que la ausencia de las enzimas celulasas aumenta la velocidad de infección de Fusarium oxysporum, aunque disminuye la capacidad de propagación del patógeno, lo que abre la puerta a nuevas estrategias de control.

El hongo Fusarium oxysporum es uno de los patógenos de plantas más peligrosos del mundo por su letalidad y capacidad de atacar a más de un centenar de cultivos. Ahora, esta investigación internacional en la que han participado dos investigadores del grupo de investigación UCO Fusarium Lab ofrece nuevas pistas sobre sus mecanismos de infección en un estudio publicado en la revista Science Advances y cuyos resultados podrían ayudar al desarrollo de nuevas estrategias que controlen al patógeno.

El trabajo, realizado en colaboración con el Instituto Politécnico Federal de Zurich y la Universidad de Paris-Saclay, se ha centrado en lo que se conoce como celulasas, un conjunto de enzimas que el hongo utiliza para degradar la pared celular de las plantas. Concretamente, el equipo de investigación ha conseguido mutar un gen del hongo para silenciar un gran número de celulasas al mismo tiempo y desactivar estas proteínas que afectan a la pared vegetal de los cultivos para estudiar, de esta forma, cómo se comporta el patógeno modificado bajo estas condiciones. Según los resultados de la investigación, y de manera inesperada, en ausencia de estas enzimas el hongo se comporta de forma mucho más agresiva: incrementa la velocidad de la infección y la muerte de la planta. No obstante, y como contrapartida, disminuye su capacidad de propagación a otros cultivos a través de las esporas, lo que demuestra que estas proteínas son más importantes en los estadios finales de la infección.

Siempre se ha considerado que las celulasas son un elemento clave en el proceso de infección que llevan a cabo los hongos. No obstante, tal y como destaca el investigador Antonio Di Pietro, catedrático del Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba y uno de los autores del estudio, “esta es la primera vez que se demuestra que la ausencia de estas proteínas puede acelerar la infección”, al contrario de lo que se pensaba hasta ahora. De esta forma, la investigación abre la puerta al desarrollo de nuevas estrategias para reducir la incidencia del patógeno, ya que “el control de esta proteína puede ser una manera de combatir la infección del hongo”, afirma el investigador.

El patógeno Fusarium oxysporum puede pasar desapercibido en el suelo durante años, pero cuando detecta la raíz de una planta, crece directo hacia ella e infecta todo su sistema vascular. Además, una vez en contacto con el cultivo es imposible evitar la infección y sus esporas pueden permanecer más de veinte años en el suelo.