La celebración de Horizonte Kaki: Nuevas respuestas para los nuevos retos no puede ser más oportuna. Muchos productores, a través de La Unió Llauradora, han reclamado que se autoricen más productos fitosanitarios y materias activas para combatir las principales plagas; al mismo tiempo, el conseller de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca de la Comunitat Valenciana, Miguel Barrachina, ha vuelto a solicitar al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación la autorización para la cría y suelta de dos enemigos naturales.
El primero es Anagyrus fusciventris, el parasitoide más eficaz de Pseudococcus longispinus, la principal plaga del cultivo en España. El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico se opone a su cría y liberación masiva por considerar esta especie como exótica. “Esta decisión deja a los productores valencianos sin una herramienta eficaz que podría reducir significativamente el destrío provocado por esta plaga”, lamenta Barrachina.
Por otro lado, el parasitoide Encarsia lahorensis, enemigo natural de la mosca blanca y presente en la cuenca mediterránea desde hace más de cuarenta años, sigue sin recibir autorización para su cría y suelta. “Desde noviembre de 2024 hemos solicitado esta medida al MAPA y, casi un año después, seguimos sin respuesta oficial”, denuncia el conseller.
En ambos casos, el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) defiende que llevan décadas presentes en la Comunidad Valenciana y, por tanto, no deberían considerarse exóticas. “Estas decisiones del Gobierno central, que ignoran la evidencia científica y la realidad de nuestros cultivos, ponen en riesgo la productividad y la rentabilidad del sector del caqui valenciano. Seguiremos trabajando para que se otorguen las autorizaciones necesarias, porque los agricultores no pueden seguir siendo víctimas de una burocracia que impide controlar eficazmente las plagas”, subraya Barrachina.
La Unió Llauradora también ha alertado que el caqui sufrirá cada vez más destríos importantes que lastran el rendimiento de los productores “si no se autorizan más productos fitosanitarios o materias activas para combatir las plagas que afectan al cultivo, como el cotonet, la mosca blanca o los trips, y que aumentan los costes de producción”.
A juicio de la organización agraria, es imprescindible que se faciliten autorizaciones excepcionales de materias activas que ayuden a gestionar las plagas y a reducir esos destríos. “Cada año hay menos herramientas para luchar contra ellas de forma eficaz, mientras que otros países competidores en los mercados europeos sí disponen de ellas”, argumenta La Unió, que reclama ante las autoridades comunitarias que exijan la reciprocidad con los países terceros en el uso de productos fitosanitarios. En este sentido, exige “un registro único de fitosanitarios entre los Estados miembro y que las autorizaciones excepcionales sean zonales cuando se trate de un mismo cultivo en la Unión Europea y que, al ser un cultivo minoritario, tenga una mayor agilidad en las autorizaciones excepcionales para el uso de materias activas. Ante la falta de fitosanitarios efectivos, tendrían que concederse de forma ágil y rápida para evitar que cuando se hagan, ya no tenga sentido hacer el tratamiento. Paralelamente, habría que fomentar la lucha biológica, pero sin ser la solución única, por lo que se debería apostar por un modelo combinado que garantice la viabilidad del cultivo”.
La Unió insiste en que el coste de explotación del cultivo es cada vez más elevado y el manejo agronómico resulta cada vez más complejo por la fuerte presión de las plagas y la escasa disponibilidad de materias activas autorizadas. “Esto obliga a realizar una inversión considerable en la suelta de fauna útil dentro de la lucha biológica, que todavía no es suficientemente eficaz, y a combinarla con los pocos fitosanitarios que disponemos, que además cada vez resultan más caros. Ante las plagas se han de aumentar los tratamientos y supone un incremento desmesurado de nuestros costes productivos”, señala Carles Peris, secretario general de la organización agraria.
En este contexto, Horizonte Kaki: Nuevas respuestas para los nuevos retos, que se celebra el 23 de octubre en el Salón de Actos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la Universitat Politècnica de València (ETSIAMN-UPV), aborda estos problemas de plagas, además de otros temas de interés, como la gestión de enfermedades, la escasez hídrica, los efectos del cambio climático, los nuevos enfoques en la nutrición del cultivo o las limitaciones derivadas de la producción monovarietal.
La superficie cultivada de caqui sigue bajando en las zonas productoras de la Comunidad Valenciana: en los últimos seis años ha descendido en torno a un 20%, pasando de 18.500 hectáreas a las 14.000 actuales. Pese a esta circunstancia, Peris se muestra optimista. “El futuro del caqui depende directamente de que logremos controlar las plagas y garantizar la rentabilidad de las explotaciones. Si esto se consigue, todavía hay recorrido para mantener e incluso ampliar su presencia. Es una fruta muy apreciada en los mercados internacionales, que tiene futuro si logramos reducir las pérdidas por destrío debido a las plagas, diversificar mercados y fomentar un mayor consumo, lo que permitiría que el productor obtuviera mayores ingresos y el cultivo siguiera consolidándose”.