A propuesta de la Comisión, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha planteado seis criterios principales para contribuir a la evaluación de riesgos de las plantas producidas mediante las técnicas de ingeniería genética de mutagénesis dirigida, cisgénesis e intragénesis. La Comisión está evaluando modificar la legislación actual sobre estas técnicas, a las que ahora se les aplica el mismo marco jurídico que a los organismos modificados genéticamente, los trangénicos.

La declaración de la EFSA sobre los criterios de evaluación de riesgos resume un conjunto de trabajos que constituyen el primer paso para establecer un marco sólido con base científica para evaluar los riesgos de estas técnicas en los alimentos y los piensos, y para el medio ambiente, caso por caso.

Las nuevas técnicas genómicas engloban procesos que alteran la estructura genética de un organismo mediante la modificación, la eliminación o la introducción de ADN. La mutagénesis induce mutaciones específicas en ubicaciones seleccionadas del genoma. Los cambios se producen sin la inserción de material genético. La cisgénesis modifica el material genético de un organismo con una secuencia de la misma especie o de otra estrechamente relacionada. La nueva secuencia contiene una copia exacta de la secuencia ya presente en el acervo genético (conjunto de toda la información genética disponible de una especie determinada) de los obtentores. Por último, la intragénesis modifica el material genético  de un organismo con una combinación de diferentes secuencias de la misma especie o de una estrechamente relacionada; la nueva secuencia contiene una copia reordenada de secuencias ya presentes en el acervo genético de los obtentores.

Algunas plantas producidas con nuevas técnicas genómicas pueden tener sólo pequeños cambios que también podrían ocurrir en la naturaleza o a través de la selección convencional. Otras pueden tener múltiples y extensas modificaciones que pueden ser similares a las de las plantas producidas por las técnicas establecidas de modificación genética utilizadas en las dos últimas décadas.

Los cuatro primeros criterios propuestos por los científicos de la EFSA se refieren a la caracterización molecular de la modificación genética introducida en la planta receptora. Así, evalúan si hay una secuencia de ADN extraña (exógena); en caso afirmativo, si la secuencia procede del acervo genético de los obtentores; cómo se integra la secuencia (por ejemplo, si es aleatoria o dirigida); y si algún gen de la planta huésped fue ‘interrumpido’ (dividido) por la secuencia que se acaba de introducir.

Estos criterios están diseñados para establecer si las secuencias cisgénicas e intragénicas han alterado los genes de la planta huésped. Si no lo han hecho, o si no se identifica ningún riesgo cuando un gen extraño se ha visto afectado, se aplican dos criterios adicionales: si tiene un historial de uso seguro; en caso negativo, habría que evaluar minuciosamente la estructura y la función de las versiones modificadas de la secuencia de ADN. La demostración de un historial de uso seguro se basa en la evidencia de que una parte o la totalidad de una planta se ha consumido en la dieta (alimentos o piensos y productos derivados) durante un período de tiempo considerable sin evidencia de efectos nocivos para el consumidor, y que la exposición de un nuevo uso estará dentro del rango del uso histórico.