Un año después de la primera detección Trioza erytreae en la región citrícola portuguesa del Algarve, el vector del HLB ha colonizado unos 200 kilómetros del litoral atlántico luso más al sur y ya se encuentra a menos de 120 km de las primeras plantaciones de Huelva, en Ayamonte. El Comité de Gestión de Cítricos (CGC) alerta de que el futuro a medio plazo de la citricultura está amenazado, por lo que insta a la Comisión a endurecer sus controles a las importaciones y a revisar drásticamente su estrategia para reducir el uso de fitosanitarios.

La propagación de T. erytreae y la aparición del otro vector, Diaphorina citri, en Israel “cuestionan el futuro a medio plazo de la citricultura española”, alerta la presidenta del CGC, Inmaculada Sanfeliu. La asociación que representa a los productores y exportadores españoles de cítricos recuerda que en el informe de la auditoría que la Comisión Europea realizó en noviembre del año pasado, los funcionarios de la DG de Sanidad y Seguridad Alimentaria ya criticaron la “incapacidad de las autoridades para promover medidas inmediatas con las que erradicar la plaga en las plantas hospedantes de jardines privados, a menos que los dueños cooperen voluntariamente”, así como “la falta de conocimiento sobre las parcelas donde la plaga está presente”. Sabiendo que el vector africano se ha asentado en todo el litoral del Algarve, que es la principal zona citrícola del país –con unas 16.000 hectáreas y 370.000 toneladas de producción- pero también una región turística con un paisaje donde abundan las residencias diseminadas con pequeños huertos/jardines, el CGC teme                que la plaga avance hacia el interior de la península y se aproxime a Huelva.

La distancia con respecto al primer foco mediterráneo de D. citri no lo hace una amenaza menor, advierte el CGC, ya que la principal vía de entrada sería la importación de frutas de zonas afectadas, así como de material vegetal contaminado (plantas o varetas para injertos no sometidas a cuarentena). La reciente constatación de su presencia en el Valle de Hefer, en una ciudad costera al norte de Tel Aviv, acredita su mayor capacidad de adaptación –frente a la T.erytreae- al clima mediterráneo, a temperaturas más cálidas. Además, un estudio de la Universidad Jaume I del Castellón y la Universidad de Florida demostró que citrange Carrizo, uno de los patrones de cítricos más utilizados en la cuenca mediterránea, es “extremadamente favorable para el desarrollo y la reproducción” del psílido asiático. Tanto en Israel ahora, como en Florida y más aún en Brasil, lugares estos últimos devastados por el HLB y donde este vector sirve para propagar la enfermedad, la lucha contra el insecto se basa en el recurso constante a tratamientos fitosanitarios con productos que, en su inmensa mayoría, están prohibidos en la UE y que al menos sirven para atenuar o ralentizar los daños provocados por la bacteria Candidatus Liberibacter asiaticus.

Según un estudio elaborado por el propio CGC, que extrapoló los datos sobre el avance de esta enfermedad en Florida, la citricultura española quedaría reducida a la mitad en siete años y podría desaparecer en menos de quince si finalmente llegara la bacteria del HLB. De ahí que la asociación insista ahora en la necesidad de que la Comisión refuerce hasta el extremo los controles en frontera –tanto con la inspección portuaria de frutos como la de pasajeros, que también pueden portar material vegetal infectado- y reclame la revisión urgente de la estrategia comunitaria en materia de productos de síntesis que, según la última propuesta de reglamento de uso sostenible de fitosanitarios, implicaría su prohibición en amplias zonas dedicadas a la producción citrícola. “La lucha biológica, como acreditan los resultados obtenidos por el parasitoide Tamarixia dryi en Canarias o Galicia, funciona y obtiene resultados contra la Trioza pero, como lo demuestra la situación en Portugal –donde también se ha liberado-, no es suficiente. Frente a la peor enfermedad, necesitamos disponer de todas las armas”, remarca Sanfeliu.

Entre ellas, el CGC muestra su confianza en la línea de investigación abierta en el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, que trabaja de la mano con el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas en la obtención de péptidos con actividad antibacteriana para el control del HLB; en la mejora genética de variedades de cítricos con resistencia a Candidatus Liberibacter asiaticus y en la edición de protoplastos de cítricos mediante CRISPR/Cas-9, aunque esta técnica de edición genética todavía está regulada en la UE por la misma normativa de los transgénicos.

Otro rayo de esperanza para la citricultura mediterránea tiene su origen en California, que ha conseguido reducir las poblaciones de D. citri y contener la enfermedad con una estrategia de control biológico.