El Servicio de Sanidad Vegetal de la Región de Murcia ha recordado a los productores la necesidad de gestionar las resistencias a insecticidas de Tuta absoluta, alternando las diamidas con otros grupos de insecticidas. Esta campaña, la mayor presión de la plaga se concentra en la zona de Mazarrón.
La polilla del tomate es una de las plagas más importantes de este cultivo. En España, desde su primera detección en 2006, T. absoluta se ha convertido en uno de los principales problemas para los agricultores. Su alta tasa de reproducción (generaciones cortas y alta fecundidad) y su agresividad hacen que sea necesario aplicar medidas de control incluso cuando los niveles de infestación son bajos. Además, la gama de formulados disponibles que son eficaces es bastante limitada, lo que contribuye al desarrollo de resistencia a estos insecticidas.
Según reitera el Comité de Acción contra la Resistencia a Insecticidas (IRAC, por sus siglas en inglés) de España, “la resistencia puede evolucionar muy rápido cuando sólo hay uno o muy pocos productos efectivos para controlar una determinada especie plaga y éstos se utilizan de manera reiterada”. Además, las restricciones de algunas cadenas de supermercados limitan arbitrariamente el número de posibles trazas de residuos, lo que obliga a los productores a realizar un mal uso de las herramientas disponibles.
Uno de los principales grupos químicos utilizado para el control de este lepidóptero es el de las diamidas: ciantraniliprol y clorantraniliprol. Sin embargo, en España ya son conocidos múltiples casos de resistencia a estos productos en las poblaciones de T. absoluta. En 2021, un estudio de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la Universidad Politécnica de Cartagena confirmó que la resistencia a este grupo estaba bastante extendida en las poblaciones españolas de esta especie, pero no detectó ningún caso de resistencia a otros insecticidas muy utilizados para su control en España: spinosad, indoxacarb y emamectina.
Las restricciones de algunas cadenas de supermercados fuerzan un mal uso de los fitosanitarios disponibles
IRAC España recuerda que cualquier estrategia de manejo de la resistencia “deberá estar establecida dentro de un protocolo de control integrado de plagas”. Para un control eficaz de T. absoluta será necesario integrar adecuadamente todas las herramientas disponibles: productos insecticidas, medidas culturales (mallas, higiene, limpieza, etc.) y biotécnicas (trampas cromotrópicas y feromonas), además del uso de agentes de control biológico, entre los que destacan algunos depredadores naturales como Nesidiocoris tenuis. “Es muy importante considerar la compatibilidad de los productos utilizados con estos agentes de control biológico a la hora de integrarlos adecuadamente en la estrategia de control. El seguimiento semanal de las capturas en las trampas, junto con la observación de los daños en hoja y en fruto, determinarán el momento y las medidas de control a utilizar, siguiendo la recomendación de los servicios oficiales”, señala este grupo de trabajo.
Sanidad Vegetal insiste también en la importancia que tienen las medidas en la preparación de las parcelas de tomate y las actuaciones que se realicen durante las primeras semanas de plantación, que “van a tener una gran incidencia sobre toda la problemática fitosanitaria que puede afectar al cultivo a lo largo de todo su ciclo productivo”. Precisamente, el problema se ha agravado en Mazarrón porque los productores apenas dejan un periodo de descanso entre plantaciones y las propias plantas sirven de reservorio para las poblaciones del lepidóptero.
En aquellas explotaciones en las que las introducciones de N. tenuis se realicen en los semilleros, los técnicos también aconsejan prestar una especial atención a la evolución de sus poblaciones durante los primeros meses del cultivo, “ya que además de controlar Tuta, moscas blancas y otras plagas, puede llegar a causar importantes daños en las plantaciones cuando sus poblaciones crecen excesivamente”.