La Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (ASEVEC) ha anunciado un descenso en la producción de verduras congeladas superior al 8% en 2022, lo que supone un cambio drástico en la tendencia de crecimiento que se mantenía desde hace más de diez años.

La caída en las cifras de producción se debió, fundamentalmente, a una climatología muy adversa: 2022 fue, según la Agencia Española de Meteorología, el tercer año más seco desde 1961.

Por categorías, entre las verduras de mayor volumen destaca el descenso en la producción de guisante, con más del 35%, seguido de las espinacas (-23%), cebollas (-23%), patatas (-19%), calabacín (-19%) o judías verdes (-19%). Entre las pocas categorías que se mantienen, o que aumentan ligeramente la producción, destacan el brócoli, que aumenta un 8%, o el arroz, que crece un 7%.

Un descenso prácticamente generalizado en la producción, al que se suma el impacto del incremento de costes de las materias primas e insumos -principalmente energía y fertilizantes-, lo que, en palabras de José Félix Liberal, presidente de ASEVEC, “está requiriendo de notables esfuerzos en todo el sector para seguir fortaleciendo la capacidad competitiva de nuestras empresas en el ámbito internacional, amortiguando también en todo lo posible su incidencia en los precios como viene haciendo el sector en estas últimas campañas”.

La agricultura española juega un papel clave a nivel mundial, teniendo en cuenta que “la superficie y tratamiento de los cultivos, los métodos a la hora de procesar los alimentos y la calidad del producto ofrecido posicionan a nuestro país como uno de los líderes del sector”, concluye el presidente de esta asociación compuesta por las ocho compañías que representan el 95% de la producción nacional de verduras ultracongeledas: 843.864 toneladas de producto, de los cuales se exporta un 68%.