El 15º Symposium de Sanidad Vegetal, organizado desde hace 35 años por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Andalucía Occidental, reunió en Sevilla a centenares de profesionales para tratar algunos de los problemas que más inquietan al sector en España: la reducción de sustancias activas en la Unión Europea y la aparición de resistencias, las enfermedades y plagas emergentes, la digitalización de la agricultura y la desinformación en torno a los productos fitosanitarios y la seguridad alimentaria.

 

El uso inadecuado de los productos fitosanitarios por falta de formación, aplicación ineficiente y reiteración de las materias activas, unido a la falta de herramientas eficientes, restricciones contraproducentes y las imposiciones de cadenas de supermercados por “reducciones arbitrarias” de los Límites Máximos de Residuos legalmente establecidos, están provocando un incremento del riesgo de resistencias. Así lo resumió Antonio Monserrat, investigador del IMIDA, que explicó que las restricciones en el uso de fitosanitarios inducen “calendarios de tratamientos, a veces con tratamientos innecesarios o estrategias de manejo de una plaga inadecuada”, además de la utilización de “dosis subletales, seleccionando los individuos más tolerantes” y el descarte de formulados con más de una materia activa, “esencial en fungicidas”.

Pablo Bielza, profesor del Departamento de Producción Vegetal de la Universidad de Cartagena y presidente de la Sociedad Española de Entomología Aplicada, insistió en que, al haber menos herramientas disponibles, se tiende a utilizar las mismas con más frecuencia, provocando un mayor desarrollo de resistencias. Puso el ejemplo de la desarrollada en pocos años por el trips Frankliniella occidentalis al spinosad, “un producto que en su momento murió de éxito porque era demasiado bueno”. O el más reciente de la resistencia a diamida desarrollada por Tuta absoluta, habitual en invernaderos de tomate en Italia, Grecia, Francia e Israel, y que en las últimas campañas ya se ha detectado en Cádiz, Sevilla y Almería. Bielza también señaló al sector de la distribución como responsable, en parte, del problema, “cuyas exigencias llevan a prácticas completamente contrarias a un uso sostenible de los fitosanitarios, con la repetición injustificada de los mismos compuestos para no aumentar el número de materias activas potencialmente presentes en los análisis de residuos”.

José María Montull, del Grupo de Investigación en Malherbología y Ecología Vegetal de la Universidad de Lleida, aconsejó utilizar los herbicidas de forma razonada para prevenir la aparición de resistencias y disminuir su impacto en caso de que ya exista algún problema. Montull enumeró los principales problemas de resistencia de malas hierbas a herbicidas en España. La Universidad de Lleida ha creado la herramienta IPMWise, un sistema que ayuda a la toma de decisiones en la aplicación de herbicidas, teniendo en cuenta cómo afecta cada mecanismo de resistencia a los herbicidas disponibles en la base de datos y ajustando las recomendaciones de control. “Los problemas de resistencia de malas hierbas han venido para quedarse. Sin embargo, la rotación de cultivos nos proporciona una oportunidad única para facilitar el manejo de malas hierbas. Hay que tener claro que las plagas y enfermedades van ligadas al cultivo, mientras que las malas hierbas van ligadas a la parcela”, concluyó.

El bloque dedicado a resistencias lo cerró Dolores Fernández-Ortuño, del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea “La Mayora”, que habló de la “absoluta ineficacia” de ciertos fungicidas al hongo Botrytis cinerea, causante de la podredumbre gris o botritis en el cultivo de fresa.

En la jornada inaugural, Valentín Almansa, director general de Sanidad de la Producción Agraria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, destacó que, “sin sanidad vegetal no hay mercados, por lo tanto, es clave para poder vender”. Por su parte, José Ignacio Cuberos, catedrático de Genética y Mejora Vegetal de la Universidad de Córdoba, subrayó en la ponencia marco que “el 10% del aumento de la producción será por el incremento de superficie agrícola y el 90% restante será por un mayor rendimiento, gracias a la innovación en la agricultura. La ciencia y técnica deben ir de la mano”.

La reducción de sustancias activas, los planes de contingencia frente a plagas prioritarias, los avances en el control biológico y el próximo Reglamento de Bioestimulantes fueron los temas abordados durante el primer día, en el que participaron Carlos Palomar, director general de AEPLA; José Luis Alonso-Prados, del INIA; Juan Salvador, secretario de AVA-ASAJA; Emilio Rodríguez Cerezo, del Joint Research Centre de la Comisión Europea; Estefanía Hinarejos, directora de IBMA España; y Ángela Varo, del EBIC.

En la segunda jornada, tras el bloque dedicado a resistencias, intervinieron Blanca Landa, del Instituto de Agricultura Sostenible IAS-CSIC; María Milagros López, profesora de investigación del IVIA jubilada; y Alberto Fereres, del Instituto de Ciencias Agrarias ICA-CSIC. A ellos les correspondió hablar de las principales amenazas para los agricultores españoles, la Xylella fastidiosa y el HLB, así como de los insectos vectores de enfermedades emergentes. En la mesa redonda, los investigadores insistieron en la importancia de extremar los controles fitosanitarios en las importaciones de plantas. “En la Unión Europea, deberíamos ser más conscientes de los riesgos que comporta importar plantas”, advirtió María Milagros López.

La digitalización en el sector no podía faltar en este simposio que se celebra cada dos años. Emilio Gil, de la Universidad Politécnica de Cataluña, presentó el proyecto Innoseta, cuyo principal objetivo es la creación de una plataforma o red temática que contribuya a acercar la ciencia al sector profesional, poniendo a su alcance los últimos avances derivados de la investigación, la industria y la formación relacionados con el uso de productos fitosanitarios.

Andrés Montero, profesor asociado de la Universidad Carlos III de Madrid, repasó los retos y oportunidades de la digitalización en el sector agrario. “En el ámbito de la sanidad vegetal se hace fundamental el codesarrollo de sistemas de apoyo a la decisión por parte de las empresas tecnológicas, basadas en las necesidades del sector y utilizables por los servicios de asesoramiento agrario y los agricultores, pero también por los investigadores y las Administraciones Públicas”. Judit Anda, de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, habló de ecosistemas digitales e incidió en la necesidad de que “empresas tecnológicas y agro hablen el mismo lenguaje”.

El aumento de la preocupación del consumidor por la seguridad alimentaria, y la desinformación que muchas veces lleva aparejada, fue el tema de la mesa redonda que cerró el 15º Symposium de Sanidad Vegetal, titulada Sanidad Vegetal y Seguridad Alimentaria, ¿Ciencia, mitos o populismo?, en la que volvieron a intervenir Clara Aguilera, Antonio Monserrat y Carlos Palomar, a los que se sumaron José M. Cobos, subdirector general de Sanidad e Higiene Vegetal y Forestal del MAPA; César Casado, de AESAN (Asociación Española de Sanidad Alimentaria y Nutrición); y Lourdes Zuriaga, presidenta de APAE (Asociación de Periodistas Agroalimentaria de España), que ejerció de moderadora.