Un estudio reciente de CropLife Europe, asociación que engloba a los fabricantes europeos de productos de protección de cultivos, demuestra que los sistemas de transferencia cerrados (CTS, por sus siglas en inglés), como easyconnect o easyFlow, reducen un 95% la exposición del operador a los fitosanitarios.

Los CTS permiten que los productos se transfieran directamente desde su envase original al tanque de aplicación, que el operador pueda medir con precisión el volumen del producto que se transfiere y evitar su exposición por salpicaduras o derrames. En 2019, la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA) se adhirió al compromiso de CropLife Europe para promover su uso.

El sistema easyconnect, en concreto, ha sido desarrollado por una alianza de las principales empresas de protección de cultivos para mejorar la gestión de los productos fitosanitarios en Europa. Consta de un tapón de rosca fijado a los envases y un acoplador que se conecta al equipo de aplicación. El envase se bloquea en el acoplador y se abre una válvula en el adaptador para permitir que se extraiga el producto. Si se vacía parcialmente, la válvula permite sellar el recipiente y lavar la tapa, que queda limpia y cerrada hasta el siguiente uso. Si se requiere el vaciado completo, el recipiente también se enjuaga antes de retirarlo y queda limpio para ser depositado en un punto de recogida autorizado.

El potencial de los CTS para reducir la exposición de los operadores en condiciones de campo se evaluó recientemente en un estudio desarrollado por CropLife Europe en cuatro países: Alemania, Francia, Países Bajos y España. En él, participaron una docena de profesionales que llevaron a cabo un total de 1.008 operaciones de llenado. El estudio compara los valores de exposición de los operadores que utilizaron los diferentes sistemas con los datos existentes en el Modelo de Exposición del Operador Agrícola (AOEM, por sus siglas en inglés), que se utiliza actualmente en la UE para estimar la exposición de los operadores en los procesos de registro europeos de productos fitosanitarios y está basado en la carga convencional del producto con vertido abierto.

Victoria de la Haza, responsable de Asuntos Regulatorios de AEPLA, presentó los resultados en el 17º Symposium de Sanidad Vegetal. El estudio muestra que los tres CTS analizados (los sistemas invertidos easyconnect y easyFlow, y GoatThroat, de extracción de sonda) redujeron significativamente la exposición del operador durante la mezcla y carga del producto. En el caso de los dos primeros, una protección media del 98% para la exposición potencial y del 95% para la exposición real; en el tercero, un 80% para la exposición potencial y 95% para la exposición real. “Aunque esta reducción no eximiría a los operadores de usar el equipo de protección personal indicado en la etiqueta del producto, sí ayudaría a autorizar productos líquidos que actualmente no pasan una evaluación con el modelo actual, basado en el vertido directo”, sostiene de la Haza.

Evitar la producción de salpicaduras no representa una ventaja solo para el operador, sino también para el medioambiente, al reducir los casos de contaminación puntual derivada de la carga de los equipos de aplicación. Además, el sistema incorporado de lavado evita el riesgo derivado de los envases mal enjuagados. “Los CTS agregan un margen de seguridad adicional para los operadores y para el medioambiente. El apoyo de diferentes sectores de la industria al desarrollo de esta tecnología ha sido enorme. Los fabricantes de tapas y envases, así como varias empresas de la industria de maquinaria agrícola, han unido sus esfuerzos en la puesta a punto de estos sistemas junto a los fabricantes de fitosanitarios. Esta colaboración permitirá que los CTS estén al alcance de todos los agricultores en breve para una amplia gama de productos, independientemente del tamaño del envase y del fabricante”, afirma la responsable de AEPLA.

Algunos países europeos ya han dado un paso incluyendo la utilización de los CTS en sus legislaciones nacionales

La publicación en 2021 de la norma ISO 21191 ha facilitado enormemente el desarrollo de los CTS. Esta norma define qué son estos sistemas y especifica los métodos de prueba y los criterios de cumplimiento tanto para la seguridad del operador como para la seguridad medioambiental. Así, señala tres parámetros con relevancia directa para el operador: ausencia de fugas durante la transferencia y el enjuague; el residuo máximo en el acoplamiento después de la desconexión, que debe ser 0,25 ml de productos sin diluir; y el residuo máximo en cualquier recipiente enjuagado, que no debe exceder del 0,01% del contenido original del recipiente.

En Europa, la reducción de la exposición de los operarios y de la contaminación de fuentes puntuales durante el llenado ha sido durante mucho tiempo una prioridad normativa. “La utilización de los CTS como herramientas de mitigación de riesgos en el proceso reglamentario europeo está todavía en desarrollo, pero algunos países ya han dado un paso incluyendo la utilización de estos sistemas en sus legislaciones nacionales”, explica de la Haza en alusión a Países Bajos, que planea hacer obligatorio su uso para las formulaciones líquidas entre 2025 y 2026, o Bélgica y Dinamarca, que tienen previsto implementar la obligatoriedad inmediatamente después. La República Checa ya estipula el uso de los CTS para algunos productos del mercado, y se está debatiendo si será un requisito general. En otros países, como Francia, Alemania y Reino Unido, las instituciones están estudiando desarrollar ayudas de financiación que faciliten su implementación.

En España, por el momento, no hay avances legislativos al respecto, pero AEPLA afirma que antes de final de año algunas empresas tienen previsto incorporar estos sistemas en algunas líneas de productos.