Investigadores del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) y de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) han validado una nueva estrategia contra el escarabajo de la trufa, Leiodes cinnamomeus, basada en la colocación de trampas de captura masiva a las que se añade como atrayente dimetilsulfuro (DMS), un compuesto orgánico sulfuroso, responsable del aroma característico de la trufa negra.

En su estudio, los investigadores de la UPV y el CITA señalan que para conseguir reducir significativamente el daño que provoca este coleóptero son necesarias al menos cuarenta trampas por hectárea, con un emisor de DMS que se mantenga activo durante toda la campaña. “Si bien, la máxima eficacia se da colocando ochenta trampas por hectárea, lo que significa colocar una trampa cada 11 metros en la explotación”, explica Vicente Navarro-Llopis, del grupo de Ecología Química-Instituto Agroforestal Mediterráneo (IAM) de la Universidad Politécnica de Valencia, que ha participado en este estudio junto a Borja López, Jaime Primo y Sandra Vacas, del IAM, y María Martín Santafé, del CITA.

 Los investigadores llevaron a cabo su estudio en unas parcelas experimentales de Sarrión y en dos temporadas sucesivas, entre los años 2016 y 2018. La estrategia con ochenta trampas por hectárea bajó el porcentaje de trufas dañadas al 40% en la primera temporada y al 47% en la segunda temporada. “Y el nivel de daño (galerías/g de trufa) también fue claramente menor, entre un 47% y un 60%, respectivamente, durante ambas temporadas en comparación con las áreas no tratadas”, añade Navarro-Llopis.

Según las conclusiones del estudio, publicados en la revista Journal of Economic Entomology, teniendo en cuenta los precios medios actuales de la trufa negra de primera calidad en España (alrededor de 400 €/kg) y un rendimiento medio de alrededor de 50 kg de trufa/ha, la reducción de daños conseguida con esta estrategia permitiría una reducción de pérdidas económicas de unos 900 €/ha. Además, contribuiría a mejorar la calidad de las trufas recolectadas como consecuencia de una menor infestación. Este proyecto fue subvencionado con el Fondo de Inversiones de Teruel (FITE) de dos proyectos coordinados desde el Centro de Innovación en Bioeconomía Rural (CIBR) de Teruel.

El escarabajo de la trufa ha provocado en esta comarca bajadas de producción que en algunos casos superan el 50% y una depreciación de las trufas debido a las galerías y podredumbre que provocan los adultos y larvas de este escarabajo. La trufa negra Tuber melanosporum es una de las principales vías de ingresos en la comarca: en los cinco términos municipales que rodean Carrión, hay más de 3.600 ha de carrascas truferas en explotación.