La Dirección General de la Producción Agrícola y Ganadera de la Junta de Andalucía ha declarado oficialmente la existencia de la plaga de cuarentena Scirtothrips aurantii Faure, trips originario de Sudáfrica detectado por primera vez en Europa, en explotaciones de cítricos y frutos rojos de Huelva. Se trata de un organismo de cuarentena en la Unión Europea incluido en la lista A1 de la EPPO.

El pasado mes de octubre, el Laboratorio de Control Oficial Agroalimentario y Agroganadero de Huelva detectó en una muestra recogida en las prospecciones realizadas dentro del Plan Andaluz de Vigilancia Fitosanitaria en Citricos, la presencia de Scirtothrips aurantii Faure, más tarde confirmada por el Laboratorio Nacional de Referencia.

Desde entonces, se han intensificado las prospecciones para conocer la magnitud del brote y se han producido nuevas detecciones en explotaciones de doce municipios de Huelva: Ayamonte, Bollullos Par del Condado, Cartaya, Gibraleón, Hinojos, Isla Cristina, Lepe, Lucena del Puerto, Punta Umbría, San Bartolomé de la Torre, San Silvestre de Guzmán y Villanueva de los Castillejos. La especie ya se ha encontrando en plantas de naranjo, mandarino, fresa, frambuesa, mora y arándanos. El Gobierno andaluz ha establecido una serie de medidas fitosanitarias de obligado cumplimiento en las parcelas afectadas por la nueva plaga.

El principal daño de esta plaga polífaga (la literatura científica cita más de cincuenta huéspedes) se localiza en las hojas al alimentarse, lo que origina un descenso de la producción y la calidad de la fruta producida. También destaca el daño al fruto, que origina destrío en la producción destinada a consumo en fresco.

Los adultos y las larvas se alimentan de las células epidérmicas de las hojas jóvenes, pedúnculos y el ápice de los frutos jóvenes, lo que provoca un plateado en la superficie de la hoja que luego adquiere una coloración marrón y una cicatriz superficial en la corteza del fruto que a menudo forma un anillo alrededor del pedúnculo. En hoja, el daño se observa en el limbo, que presenta escarificaciones o cicatrices alargadas localizadas junto a la nervadura principal o en el borde del limbo. Al desarrollarse la hoja, la parte afectada no lo hace, originándose deformaciones más o menos pronunciadas (abarquillado del limbo, escotaduras o plegado del borde).

Su capacidad de dispersión es relativamente limitada. Puede transportarse de un lugar a otro a través del movimiento de material vegetal para plantación. A diferencia de otros tisanópteros, necesita sobrevivir en los tejidos jóvenes de las plantas, excepto cuando se convierten en crisálidas, que sobreviven en la hojarasca y en el suelo. Por lo tanto, la mayor probabilidad de dispersión es a través de plántulas o esquejes con brotes de hojas jóvenes en crecimiento.

En cuanto a los métodos de control, los tratamientos fitosanitarios tienen que ir dirigidos a los estados de desarrollo que están presentes en la parte aérea de las plantas, adultos, huevos y ninfas, ya que los estados que completan su desarrollo en el suelo (pupa y prepupa) están más protegidos y son de menor accesibilidad. Las operaciones que faciliten la aireación y la entrada de iluminación en el interior de la copa, como podas, dificultan la instalación de poblaciones y favorecen la eficacia de los tratamientos fitosanitarios.

La presencia de enemigos naturales, como fitoseidos, Franklinothrips megalops, Orius laevigatus, Chrysoperlla sp. y otros depredadores de trips, pueden ayudar a reducir las poblaciones de esta plaga. La aportación de materia orgánica, que favorezca la presencia de ácaros depredadores que puedan alimentarse de las prepupas y pupas que se desarrollan en el suelo, también pueden contribuir a la contención de la plaga.