Frente a los ataques del pulgón en la fresa, Biobest propone una estrategia de control biológico basada en el uso combinado de depredadores y parasitoides.

Los pulgones pueden desarrollarse con mucha rapidez en los cultivos de fresas. Con las diversas especies que se encuentran habitualmente en estos cultivos, los mejores resultados se alcanzan cuando se utiliza una mezcla de agentes de control biológico. “Los cultivadores de fresas recurren cada vez más a soluciones biológicas para controlar los pulgones, utilizando una combinación de depredadores —que se alimentan directamente de la plaga— y de parasitoides —que ponen sus huevos dentro de los adultos—“, explica Eline Braet, asesora de Biobest. “Con el uso de ambos tipos, los cultivadores pueden conseguir los mejores resultados”.

“Los huevos que ponen las avispas parasitoides eclosionan en el interior de los pulgones y las larvas se alimentan de la plaga, desde dentro”, explica Braet. “Estos pulgones se convierten en momias parasitadas de color dorado, de las que surge una nueva generación de parasitoides”.

Dado que en los cultivos de fresas hay habitualmente varias especies de pulgones, Biobest recomienda introducir diferentes avispas parasitoides a través del Aphi-Mix-System, que contiene Aphelinus abdominalis, Aphidius colemani, Aphidius ervi y Aphidius matricariae. En cambio, las crisopas depredadoras (Chrysopa-System), las mariquitas (Adalia-System), los cecidómidos o moscas de las agallas (Aphidoletes-System) y los sírfidos (Eupeodes-System y Sphaerophoria-System) se alimentan directamente de la plaga. “Las larvas atacan a los pulgones succionando sus entrañas. Estos depredadores pueden reducir de forma rápida y significativa la presión de la plaga y, además, son muy adecuados para mantenerla bajo control durante la temporada”, asegura Braet. Un buen ejemplo es Eupeodes corollae. Este voraz sírfido es un volador eficiente con una buena capacidad de búsqueda. Es capaz de localizar con rapidez los puntos con altas concentraciones de pulgones y proporciona un control eficaz. A temperaturas más altas, por encima de los 25 °C, el sírfido Sphaerophoria rueppellii tiene un mejor desempeño.

Una incorporación reciente de la empresa de biocontrol es el producto compuesto por crisopas pardas (Micromus-System), que son depredadores generalistas que se alimentan de todas las especies comunes de pulgones presentes en los cultivos protegidos. “Como ganador del reciente Premio a la Innovación GreenTech, 2022, Micromus-System está destinado a convertirse en la piedra angular de los programas de control de pulgones”, afirma la asesora de Biobest. Tanto los adultos como las larvas de Micromus son depredadores de pulgones. Este robusto y voraz depredador vive más tiempo, puede soportar temperaturas más bajas en comparación con otros enemigos naturales y puede sobrevivir comiendo poco, lo que abre nuevas e interesantes posibilidades en los programas de control existentes. “Al ser suministradas en nuestro nuevo envase 100% biodegradable, las crisopas llegan en la mejor forma posible y, a su vez, se simplifica la gestión de residuos de los clientes”.

Dado que los pulgones suelen ser un problema continuo a lo largo de la vida del cultivo, Braet aconseja iniciar lo antes posible la estrategia de control biológico. “Al introducir un programa preventivo que incluya una combinación de los agentes de control biológico mencionados anteriormente, las poblaciones pueden establecerse antes de que la presión de la plaga se convierta en un problema. Si se espera hasta que se vea el primer pulgón, es probable que ya sea demasiado tarde”. También señala la importancia de limpiar “exhaustivamente” los restos vegetales de cultivos anteriores, ya que los pulgones pueden permanecen en ellos.