Esta enfermedad de los frutales de pepita esta ampliamente extendida por gran parte de Europa. Todos los casos aparecidos en gran parte de nuestro territorio (en las comunidades de Castilla La Mancha, Cataluña, Aragón, La Rioja) en años anteriores han sido erradicados, por lo que la UE aun considera zona protegida estas regiones de este organismo nocivo. 

Es por ello muy importante informar urgentemente si se observan síntomas sospechosos a los servicios de sanidad vegetal correspondientes para poder analizar las muestras y proceder a la erradicación de la bacteria si se confirmara su presencia. Es muy importante emplear siempre plantel con Pasaporte Fitosanitario.

Los síntomas son:

En el peral produce un ennegrecimiento muy característico de flores, hojas y frutos, que le dan un aspecto de quemado por fuego y que ha sido el origen del nombre de la enfermedad "el fuego bacteriano". Sólo cuando el tiempo es templado y húmedo se producen exudados blanquecinos en forma de gotas sobre flores, frutos, pedúnculos, pecíolos o brotes jóvenes infectados.

En otras especies vegetales los síntomas no son tan característicos. La bacteria produce el secado de las inflorescencias, decaimiento y muerte de brotes y ramas, pudiendo llegar a afectar a las ramas gruesas y tronco, formando chancros. Las flores, frutos y hojas ya secos permanecen en la planta. Los brotes se curvan de una forma característica denominada "cayado de pastor". En la zona de avance de la enfermedad y en el interior de la planta, los tejidos adquieren un color marrón-rojizo difuso y característico.