AGUSTÍN ALFARO GARCÍA (1939 -1994), UN FITOPATÓLOGO INTEGRAL
Resulta difícil, si no imposible, encontrar un investigador dentro de la disciplina de la Protección Vegetal que haya abarcado campos tan diferentes como el Dr. Alfaro García: Entomología, Malherbología, Nematología, Bacteriología, Virología, Micología….
Fue a la vez un investigador generalista y especializado, capaz de hacer frente a los graves problemas fitopatológicos que se presentaban en el campo español aunando los métodos tradicionales de diagnóstico, epidemiología y control con la aplicación de las técnicas bioquímicas y moleculares más novedosas en su tiempo en el campo de la Fitopatología.
Tras finalizar en 1965 los estudios de ingeniería agronómica en Madrid entró en el Departamento de Protección de Cultivos del INIA de Madrid, donde desarrolló sus primeras investigaciones en los campos de la Nematología, Malherbología y Virología. Junto a la experiencia en este Departamento, su formación fitopatológica se completó con sendas estancias en el Reino Unido (Estación Experimental de Rothamsted; Nematología) y Estados Unidos (Universidad de California, Davis; Virología).
En 1973 consiguió mediante oposición la Cátedra de Patología Vegetal en la Escuela de Agrónomos de Valencia, donde desarrollaría toda su actividad científica posterior.
Al comienzo de esta etapa cabe destacar sus estudios sobre el virus del “enrojat” del arroz, causado por el virus del enanismo amarillo de la cebada (BYDV) y de este mismo agente en cultivos de cebada y trigo, así como sobre la fusariosis del gladiolo, investigación financiada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).
En función del entorno del Levante español, su actividad posterior se dirigió al campo de los cítricos y las plantas hortícolas. Dentro de los cítricos estudió el “stubborn”, causado por el fitoplasma Spiroplasma citri, y el de presuntos patógenos fúngicos en limones exportados a Estados Unidos.
Pero fue dentro de las plantas hortícolas donde desarrolló una actividad investigadora más amplia. Dentro de los límites de esta reseña no podemos abarcar la amplia gama de problemas estudiados, por lo que nos limitaremos a citar sólo algunos de los más importantes.
Dentro de las virosis de hortícolas estudió la posible implicación del virus del mosaico del tomate (ToMV) en la denominada “goma” del tomate y su control mediante preinoculación con cepas de virulencia atenuada, Abordó también estudios sobre el virus del mosaico de la lechuga (LMV) y el amarilleo del melón (BPYV).
En el campo de los hongos estudió la problemática de patógenos fúngicos en semillas de soja y el de etiología, epidemiología y control de una nueva enfermedad aparecida en España en cultivos de melón: el “colapso” o “muerte súbita”.
Realizó también estudios sobre algunas enfermedades bacterianas del tomate causante de podredumbre de frutos y problemas nematológicos en diferentes cultivos.
Todo este amplio campo de actividades se vio reflejado en las Tesis Doctorales que dirigió: dos sobre nematodos, cinco sobre virus, dos sobre malas hierbas, cuatro sobre hongos y una sobre bacterias.
Como muestra de su carácter innovador en la investigación cabe destacar que fue suyo el primer Proyecto de Investigación de la Universitat Politècnica de València (UPV) en 1974 (“Diagnosis masal de patógenos en semillas”), financiado por la CAICYT.
Toda esta labor científica la compaginó con su tarea docente en la UPV. Junto a la enseñanza reglada cabe destacar que fue el Director del primer Master en Protección Vegetal de las Universidades españolas. Asimismo organizó diversos cursos para la formación de inspectores fitosanitarios del MAPA, de técnicos de lucha integrada, etc.
Cabría pensar que tan intensa actividad docente e investigadora no le dejaba lugar para otras tareas. No fue así. Fue vocal (1971-1973) y vicepresidente (1973-1977) de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos, Vicerrector de Investigación de la UPV (1975-1977 y 1979-1982), Presidente de la Sociedad Española de Fitopatología (1984-1988) y Director del Departamento de Producción Vegetal de la UPV (1983-1986).
Sería incompleto e injusto concluir aquí su semblanza sin hacer una breve referencia a su persona. Fue continuador de una tradición familiar (su padre, el Dr. Agustín Alfaro Moreno también fue un insigne fitopatólogo que trabajó, sobre todo, en el campo de la Entomología Agrícola). Tenía una memoria excepcional, pero lo que más destacaba en él era su humanidad, siempre disponible para el que quería consultarle algo, para dar un consejo profesional, científico o personal y para hacer un favor a quien lo necesitase.
Para los que tuvimos la suerte de convivir estrechamente con él, Agustín, más que jefe fue amigo, una persona capaz de conciliar totalmente conocimientos científicos y laboriosidad con formación humana, sencillez y calidez en el trato. Cabe preguntarse hasta dónde habría llegado su huella si en 1994 un desgraciado accidente de circulación, volviendo de una oposición en la Universitat de Lleida, no hubiese segado prematuramente su vida.