Quienes recuerden a estas tierras lo que eran hace años, y vuelvan ahora a verlas, se harán cruces del cambio producido. Más allá de los minerales, venía a producir no muchas naranjas, tipo "castellanas", y uva que solía exportar a América, en envases de madera tipo de los usados para el vino y como conservante serrín. El problema del agua parecía insuperable. Y llegó el cultivo hidropónico, unido a los invernaderos, así como costosamente se obtuvo algo de agua.

Una persona amiga y cliente de mi trabajo profesional, desplazado a Marruecos, adquirió una propiedad y consiguió a mucha profundidad agua, no en exceso. Muchos otros lo hicieron a la vez o antes, lo mismo da, también la encontraron. Y todo ello, de consuno, convirtió aquellos riscos sin esperanza, en un auténtico milagro, que bien podría denominarse el milagro de la constancia y del plástico. Y ahí está Almería con una producción agrícola de suma importancia especialmente para los que allí se queman al sol. Pero vivimos nuevas circunstancias. Y tendemos que es lógico pensar en el futuro no inmediato, pero que va tomando fuerza.

Tanto nuestro país como la Europa en que vivimos y se desenvuelven nuestras actividades de producción y trabajo, no son ya las del hambre del final de la guerra mundial. Van modificándose los hábitos de consumo. El milagro del plástico fue la base de una agricultura intensiva. Es esto lo que va tomando otro aire, otros modos de alimentarse, pues especialmente en la Europa rica, se piden alimentos con la menor carga de productos químicos, hasta llegar a un cierto número de personas que pagan los ecológicos, exigiéndolos a la vez.

Ya existen legislaciones al efecto, por parte de más de un país; también aquí estamos viendo como aumentan las tiendas para la venta de tales productos. Y sabido es que la posibilidad de las tierras a que nos referimos, tienen su base tanto en el cultivo hidropónico como en la producción en invernaderos. La cuestión que inicia la preocupación descansa en cómo podrá seguir produciendo, si ello alcanzan un valor extremo, la Almería hoy conocida y con un valor inestimable por lo mucho que cuenta. Mucho es lo conseguido. Y por ello mismo, por el trabajo que supone, valdrá la pena planteárselo, o quizá esté ya fijado en las mentes de muchos estudiosos.

De entrada, tenemos la "producción integrada", que deja de lado los productos químicos más agresivos. Y una prueba de ello es que todas las firmas productoras de productos químicos de aplicación a la agricultura, han llevado ya a la producción de productos de "baja peligrosidad", "biotecnológicos", de "control natural", de "ciclo biológico", con "impacto ambiental bajo", dentro de un espacio "ecotoxicológico".

Es decir, han tenido que estudiar el modo de mejorar la sanidad propia de sus mismos productos, con la idea de poder seguir en los mercados, sin que sus productos afecten con daño a la agricultura, a la continuidad del valor de la propia tierra, sin olvidar que la misma nos es dada en condiciones y así debemos de transmitirla a las generaciones venideras.

¿Se recuerda aquella Almería cuya producción de importancia era el esparto, y lo que en un principio de este comentario hemos señalado?. Pues esto es lo que hay que mantener y superar. Porque de su cultivo especial, así como del Mar de Plástico le viene su actual riqueza y la posibilidad de contar con trabajo para sus gentes, que es lo que genera la riqueza para los más.

Del mismo modo que antes de todo ello nadie había pensado en acudir al sistema de producción actual, ¿no existirá la posibilidad de mejorarlo, superando los problemas que puedan darse en su actual estructura y su modo de producir, a la vista de los cambios que el consumidor plantea?

De esto se trata. De situarse en línea con el consumidor. Añádase que el consumo de frutas frescas en España, en 2003, ha sido de 107,7 kg per cápita, pese a un aumento de precios del 6,4% de ellas el 7,7% de tipo ecológico. Igual sucede con las hortalizas frescas de las que el 89% eran normales y el 11% ecológicas, con un aumento respecto de 2002, del 3,5%, y del 10,4% en precios.  

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