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- Subtitulo: Opinión
- Número de Edición: 158
- Mes / Año: ABRIL 2004
- Autores: LEOPOLDO ARRIBAS
Sección: Reuniones y congresos
La 132 Fira de Sant Josep de Mollerussa (Lleida) cerró sus puertas habiendo cosechado un nuevo éxito tanto de expositores participantes en el certamen agrario, en total 335, como respecto al número de visitantes, del orden de las 200.000 personas. Por otra parte, en las Jornadas Técnicas, más de 1.500 personas participaron en estas sesiones informativas donde se debatieron los principales temas de actualidad e interés para el sector agrario.
La utilización de herbicidas que controlan la flora invasora vivaz y perteneciente a la familia de las Compositae en el cultivo del cardo (Cynara cardunculus L.) se ve dificultado por la sensibilidad que presenta a los mismos. Es sumamente interesante conocer el efecto sobre la germinación y el estado de las plántulas que tienen diferentes herbicidas de acción residual en tratamientos en preemergencia, y la tolerancia sobre las plantas en aplicaciones de postemergencia. Las semillas no se ven afectadas con las aplicaciones de aclonifene, butralina, cloridazona, etofumesato, metamitrona, oxifluorfen y trifluralina, pero la acción residual de los mismos sobre las plántulas hace que sólo sea viable la utilización de butralina, trifluralina, y etofumesato a dosis reducidas. En tratamientos de postemergencia, las plantas de cardo son tolerantes a butralina, pendimetalina, trifluralina e isoxaben, incluso a dosis elevadas, mientras que aclonifene, alacloro, cloridazona, etofumesato, metolacloro y triflusulfuron-metil soólo deberían ser aplicadas a dosis reducidas.
El término resistencia en Nematología describe exclusivamente el efecto de la planta huésped sobre la reproducción del nematodo. Así, se considera que una planta es resistente cuando inhibe la reproducción del nematodo respecto a la reproducción alcanzada en una planta susceptible (COOK Y EVANS, 1987). Esta inhibición puede ser total o parcial. Por el contrario, el término tolerancia no es un tipo de resistencia y hace referencia al daño que sufre la planta huésped. Una planta tolerante sufre poco daño incluso cuando está infectada por niveles altos del nematodo.
Es un hecho que la superficie agrícola destinada al cultivo sin suelo es cada vez mayor en nuestro país, y más concretamente en la zona del Sudeste (actualmente la superficie estimada es de 4.800 hectáreas), donde los sistemas hortícolas alcanzan su mayor grado de tecnificación. Estos sistemas de cultivo sin suelo, apoyados en sustratos inertes (de origen orgánico o inorgánico) o en soluciones nutritivas líquidas (NFT, NGS), configuran un ambiente en la zona de asiento de las plantas diferente al de un patosistema tradicional, al quedar sustituido el suelo por aquellos sustratos o soluciones. Es esta modificación del ambiente, una de las razones esgrimidas por algunos técnicos y agricultores para motivar la transición a cultivo sin suelo desde explotaciones en las que los problemas de origen telúrico se presentan irremediables. Se podría pensar que los sustratos y soluciones nutritivas, al ser inertes, no irían a constituir una fuente de inóculo, por impedir el crecimiento saprofítico de los microorganismos patógenos. Además, estos sustratos llegan esterilizados o desinfectados a la explotación, lo que reforzaría este pensamiento.
Nada más lejos de la realidad. La experiencia nos enseña cómo los problemas fitopatológicos persisten en los sistemas de cultivo sin suelo.
A lo largo de este artículo comprobaremos cómo la modificación del ambiente (uno de los vértices del triángulo de la enfermedad propuesto por Vanderplank) no conduce a la solución del problema, sino que construye un nuevo triángulo de la enfermedad con vértices distintos.
En el sudeste español existen en la actualidad en cultivo sin suelo unas 4.000 a 4.500 hectáreas, localizadas principalmente en Almería, Murcia, Granada y las provincias colindantes (Urrestarazu y Salas, 2002), desarrolladas paralelamente a la expansión tecnológica de los cultivos bajo plástico y los nuevos equipamientos de riego localizado.
Esta realidad convive con otras de menor extensión con carácter bien distinto, nos referimos a situaciones especiales como son las bases experimentales en plena Antártida o en las naves espaciales, o el actual auge que está teniendo en ciertas regiones de Latinoamérica la llamada Hidroponía Popular (Izquierdo, 1996), basada esta última en la producción para el autoabastecimiento con escasos medios e infraestructura muy simple.
El aumento de las poblaciones de Euzophera pinguis han encumbrado a este lepidóptero, en una plaga importante del olivar cultivado (Olea europaea). Se expone una pequeña contribución al conocimiento de su problemática y el potencial de su feromona sexual como herramienta para el control de esta plaga.
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