Los resultados, publicados en la revista Molecular Plant Microbe Interactions, pueden contribuir a controlar tanto la plaga de la mosca blanca como otras dos plagas

Los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Mariano Muñiz Daza y Gloria Nombela Blázquez, en colaboración con otros investigadores de la Universidad de California, han descubierto que el gen Rme1 del tomate es necesario para que se produzca la resistencia debida a otro gen, denominado Mi-1, frente al ataque de la mosca blanca Bemisia tabaci y de los nematodos Meloidogyne incógnita y M. arenaria. Los resultados, publicados en la revista Molecular Plant Microbe Interactions, pueden contribuir a controlar tanto la plaga de la mosca blanca como otras dos plagas (nematodos y pulgones) que causan daños muy graves en el cultivo del tomate.

Los dos investigadores del Centro de Ciencias Medioambientales del CSIC habían demostrado con anterioridad la responsabilidad del gen Mi-1, localizado en el cromosoma 6 del tomate, en las resistencias a estas tres plagas. Con la transferencia, mediante ingeniería genética, del gen Mi-1, en presencia del gen Rme1, se obtendría una planta transgénica de esta hortaliza más resistente frente a las tres plagas. Entre las especies de moscas blancas que constituyen plagas en España, B. tabaci es la más importante, dado que ataca a más de 700 plantas, con cuantiosas pérdidas económicas en cultivos hortícolas de invernadero y al aire libre, principalmente en las zonas más cálidas del sudeste del país.

Este insecto, que puede poner hasta 100 huevos a lo largo de los veinte días que suele durar su vida, produce daños tanto directos, al alimentarse de la savia de las plantas y debilitarlas, como indirectos, bien excretando sustancias azucaradas que permiten el crecimiento de hongos, o bien transmitiendo diversas enfermedades causadas por virus vegetales.

La mosca blanca, Bemisia tabaci, que mide aproximadamente 1 milímetro, adquiere y transmite los siguientes virus fitopatógenos: rizado amarillo del tomate (Tomato Yellow Leaf Curl Virus-TYLCV) en tomate, judía y pimiento; clorosis del tomate (Tomato Chlorosis Virus-ToCV); amarilleo de las nerviaciones del pepino (Cucumber Vein Yellowing Virus-CVYV); enanismo del pepino (Cucumber Yellow Stunting Disorder Virus-CYSDV) en pepino y melón, así como el del amarilleo de la judía (Bean Yellow Disorder Virus-BnYDV). Los síntomas que se producen en las plantas, tras la transmisión de los virus y el desarrollo de las enfermedades, son muy variados.

Pueden ir desde diversas alteraciones nutricionales, como clorosis y decoloraciones, hasta el amarilleamiento en nervios y hojas o la formación de hojas pequeñas y curvadas hacia arriba. Estos efectos llegan a ocasionar no sólo la disminución significativa de la producción de frutos, sino incluso la detención del desarrollo de los cultivos afectados.

Necesidad de transferencia de resultados

Aunque el control químico mediante la utilización de plaguicidas de amplio espectro es el más común para controlar esta plaga, éste método no es lo bastante eficaz y puede tener efectos no deseados sobre el medio ambiente. Los investigadores del CSIC insisten cada vez más en la necesidad de coordinar estudios medioambientales básicos y orientados para aplicar las técnicas más adecuadas de forma armónica y racional en programas de Control Integrado y de Producción Integrada. Por ello, están profundizando en investigaciones que aporten datos sobre la biología y ecología de estas plagas, con el objetivo de aplicar posteriormente métodos de control selectivos y no contaminantes.

El equipo de Mariano Muñiz, así como otros científicos del Consejo, participan actualmente en la Red española de moscas blancas y transmisión de virosis, financiada por el Gobierno de Canarias, que, dado su clima, es una de las comunidades autónomas españolas más afectadas por las plagas mencionadas. El objetivo de esta Red es coordinar y hacer llegar a los centros de investigación y empresas de todas las comunidades autónomas el estado actual del conocimiento en el área, así como transferir a las cooperativas del sector agrícola los resultados de las investigaciones que se desarrollan en España sobre los problemas existentes en los cultivos donde las moscas blancas y los virus que transmiten están presentes.  

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