Sección: 16º symposium internacional sobre la problemática actual de las resistencias en cultivos mediterráneos

En el cultivo de los cítricos en nuestro país han sido citados varios casos de resistencias a insecticidas, concretamente en los ácaros Panonychus citri y Tetranychus urticae, y en los insectos Aphis gossypii, Toxoptera aurantii, Aleurothrixus floccosus y Aonidiella aurantii. Los Programas de Control Integrado de Plagas deberían incluir un buen manejo de resistencias, lo que implica la elaboración de técnicas que evalúen fácil y rápidamente las variaciones en la respuesta a un tóxico entre poblaciones de insectos. Esto permitiría, mediante su utilización, prever la posible falta de eficacia de un producto. De esta forma podríamos alargar el periodo de uso de algunas materias activas utilizando técnicas de manejo de resistencias sobre todo en las primeras fases de aparición de poblaciones resistentes. En este trabajo se recogen algunos de los test que hemos desarrollados en los últimos años para evaluar resistencias en dos plagas de cítricos, la mosca blanca algodonosa Aleurothrixus floccosus y el piojo rojo de California Aonidiella aurantii, exponiendo los resultados que se obtuvieron con dichos bioensayos.

Metodologías de detección de resistencias

Moscas blancas

Existen numerosos métodos de ensayo capaces de detectar resistencias a los insecticidas. Dependiendo de su forma de realización, pueden ser aplicados por inmersión, por exposición a residuo seco, directamente sobre los insectos, etc. Para el estudio de eficacias de tratamientos en aleiródidos, tradicionalmente se han utilizado trampas cromáticas amarillas pegajosas impregnadas con plaguicidas (HAYNES et al., 1986). Los problemas principalmente relacionados con la alta mortalidad en los testigos durante la realización de los ensayos con estas metodologías nos obligó a abandonar dicho método y buscar nuevos procedimientos.

La nueva técnica desarrollada se basa en la utilización de tubos de cristal de rosca tipo Pyrex de 9,5 cm, de longitud por 2,5 cm, de diámetro. Las diferentes dosis del insecticida diluidas en acetona se vierten en los tubos, se agitan durante algunos segundos y posteriormente se vacía dejando evaporar el disolvente al aire quedando el residuo seco pegado en sus paredes (KEIL et al., 1985). En los ensayos se utilizaron 5-6 dosis crecientes diferentes del tóxico repartidas homogéneamente en un intervalo logarítmico de materia activa.

Los adultos de A. floccosus se recolectan directamente de campo por medio de un aspirador manual portátil (Foto 1) al cual se le aplicaron modificaciones semejantes a las descritas por Cohen para la captura de moscas blancas (COHEN et al., 1989). Al cuerpo del aspirador se le practicó un orificio al que se enroscaban los tubos de cristal y el depósito se forró de color oscuro facilitando de esta manera la salida de los adultos hacia los tubos ya que son atraídos por la luz (Foto 2). En cada tubo se permite la entrada de aproximadamente entre 20 y 40 adultos procediendo después a la retirada de los tubos del aspirador y la colocación del tapón. Los tubos cerrados permiten mantener en su interior una humedad óptima para los aleiródidos favoreciendo la disminución de la mortalidad en los testigos principalmente en el trayecto del campo al laboratorio.

Mediante diversos ensayos para determinar el momento óptimo de evaluar la mortalidad, se pudo constatar que la mortalidad de las moscas blancas, en los testigos, se incrementaba rápidamente en el interior de los tubos a partir de las diez horas de su captura, por lo que se estableció el periodo óptimo para observar las diferencias de mortalidad a las siete horas (Figura 1). El conteo de los individuos vivos y muertos se realiza tras golpear suavemente el tubo para precipitar los adultos al fondo. Manteniendo el tubo en posición vertical, se ilumina la parte superior del tubo tapando la inferior. Los adultos, que presentan fototropismo positivo, tienden a desplazarse hacia las zonas iluminadas considerando insectos vivos los que caminan hacia la zona superior del tubo.

 

Cóccidos diaspídidos

El método empleado para la evaluación de resistencias ha sido una adaptación de los bioensayos que anteriormente han utilizado otros autores (WALKER et al., 1990; GRAFTON-CARDWELL Y VEHRS, 1995). Dicho método lo hemos aplicado en el cóccido diaspídido Aonidiella aurantii.

El método se basa en la recogida de frutos directamente del campo con presencia de A. aurantii en ellos. Dichos frutos se trasladan al laboratorio donde se limpian con agua, eliminando restos de suciedad, escamas vacías, etc. Una vez secos, se introducen en cámaras de cría favoreciendo, de esta manera, el desarrollo de la población con la finalidad de obtener abundantes larvas de una edad homogénea de 1er estadío. Una vez obtenidas, se observaban en los frutos, se delimita una zona con su presencia y, en ella, se marcan cada uno de los individuos.

Los tratamientos se realizaban mediante inmersión, sumergiendo durante diez segundos los frutos en cada una de las dosis, realizando lo mismo con el testigo en agua. Se utilizaron entre 5 y 6 repeticiones por dosis, considerando cada fruto una repetición y se ensayan 5 tratamientos en un intervalo de dosis entre 100 y 10.000 ppm además del testigo.

La mortalidad de los individuos se evalúa contando las larvas tratadas de primer estadío larvario (Foto 3) que, tras un periodo de tiempo, no evolucionan a larvas de segundo estadío (Foto 4), considerando vivas las que sí realizaban dicho cambio. Se realizaron varios ensayos observando que el momento más adecuado para evaluar los resultados era 15 días después de los tratamientos (Figura 2), coincidiendo con los resultados obtenidos por otros autores (COLLINS et al., 1994). En todos los casos la mortalidad fue corregida con la formula de Abbot. Los datos han sido analizados mediante el programa Polo Plus.

 

Resultados obtenidos en la aplicación de las metodologías para evaluar resistencias

Moscas blancas

Durante los años 1993 y 1994 se evaluaron 21 parcelas diferentes pertenecientes a la Comunidad Valenciana, evaluando en ellas la eficacia del butocarboxim en la mosca blanca A. floccosus. Hasta este momento, esta materia activa había sido uno de los productos más utilizados en el manejo de las moscas blancas en cítricos, apreciándose en muchas de las aplicaciones que se realizaban en campo falta de eficacia, no obteniendo los resultados que eran esperados.

Los ensayos se realizaron con la metodología descrita en el apartado anterior.

Las DL50 obtenidas oscilaron entre los valores 1,8 y 42,3 ppm de materia activa. Por tanto se constataba que el valor más elevado era 23,6 veces más alto que el de la parcela más sensible muestreada (Figura 3). Las pendientes obtenidas en el análisis Probit de las diferentes parcelas, en general relativamente bajas, mostraban en ese momento gran heterogeneidad en las poblaciones de moscas blancas como respuesta al butocarboxim. Los niveles de resistencia observados parecían estar estrechamente ligados al historial de tratamientos previo en cada una de las parcelas ensayadas. Así, algunas de las parcelas con mayores DL50 fueron las que más problemas habían tenido en tratamientos recientes.

Para facilitar la aplicación del método se determinó una dosis discriminante sustituyendo al rango de dosis, pudiendo comparar las DL50 mediante una única dosis. Para la observación de resistencias en el butocarboxim, esta dosis discriminante fue de 15 ppm, con lo que se consideraron parcelas sensibles aquellas con más del 50% de mortalidad cuando se aplicaba dicha concentración.

 

Cóccidos diaspídidos

En el periodo de verano-otoño de los años 2003 y 2004 se llevaron a cabo diversos ensayos para valorar el posible desarrollo de resistencias al insecticida clorpirifos en el cóccido diaspídido Aonidiella aurantii.

La variedad de los frutos y la época del año en que se recogen éstos, son uno de los principales condicionantes del ensayo, siendo muy limitado el periodo en el que se puede realizar. El mejor momento para la aplicación de la metodología corresponde al periodo entre agosto y enero. Fuera de esta época los frutos son demasiado pequeños o excesivamente maduros para que las larvas completen su desarrollo en ellos (MARTÍNEZ HERVAS et al., 2005). Otros autores también acortan el periodo de realización del ensayo por falta de viabilidad en otras épocas (VERS Y GRAFTON-CARDWELL, 1994; GRAFTON-CARDWELL et al., 2001).

Entre las parcelas prospectadas se obtienen resultados de CL50 muy diversos con valores cercanos a 16 y que sobrepasan las 4.000 ppm. de materia activa (Figura 4). En todos los casos, los resultados obtenidos parecen estar estrechamente relacionados con el historial de tratamientos, obteniendo los valores más bajos de CL50 en parcelas en las que no se había realizado ningún tratamiento contra piojo rojo de California o se había comenzado los tratamientos muy recientemente. En algunas de las parcelas ensayadas se obtienen CL50 muy por encima de las dosis recomendadas en campo. Esto implica que los tratamientos en campo con dichas dosis de clorpirifos mantendrían más del 50% de la población de A. aurantii con vida.

El desarrollo de resistencias se produce más rápidamente en especies poco móviles ya que en poblaciones con mayor movilidad los genes resistentes se diluyen más fácilmente al cruzarse con individuos sensibles (GEORGHIOU, 1986).

En la Figura 5 se pueden apreciar los resultados probit obtenidos para las dosis aplicadas en algunas de las parcelas ensayadas. Las líneas ajustadas a los valores probit indican una gran diversidad de resultados en ocasiones en parcelas que se encuentran en la misma localidad y relativamente cercanas (Figura 5). Las parcelas testadas en Picasent indican una mayor resistencia al clorpirifos en la parcela 3 que en la 2. Esta diferencia se incrementa en los ensayos realizados en las parcelas de Alginet. Estas diferencias encontradas pueden ser debidas, entre otros factores, a la escasa movilidad que tienen las poblaciones de cóccidos diaspídidos, permitiendo la existencia de poblaciones relativamente cercanas y con respuestas muy diversas.

 

BIBLIOGRAFÍA

COHEN, S.; J. E. DUFFUS; R. PERRY AND R. DAWSON. 1989. A collection and marking system suitable for epidemiological studies on whitefly-borne viruses. Plant Disease, 73: 765-768.

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GEORGHIOU, G.P. 1986. The magnitude of the resistance problem. In Pesticide Resistance: Strategies and Tactics for Management, National Academy Press, Wasshington D.C., 14-43 pp.

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HAYNES, K. F.; P. M. PARRELLA; J. Y. TRUBLE AND T. A. MILLER. 1986. Monitoring insecticide resistance with yellow sticky cards. California Agriculture, Nov-Dec.: 11-12

KEIL, C. B.; M. P. PARRELLA AND J. G. MORSE. 1985. Method for monitoring and establishing baseline data for resistance to permethrin by Lyriomyza trifolii (Burgess). J. Acon. Entomol. 78: 419-422.

MARTÍNEZ HERVAS, M. A.; A. SOTO Y F. GARCÍA MARÍ. 2005. Prospección de la eficacia de clorpirifos en poblaciones del cóccido Aonidiella aurantii (Homoptera: diaspididae) en parcelas de cítricos de la Comunidad Valenciana. Levante Agrícola, 2ª trimestre: 176-182.

VEHRS, S.L.C., AND E.E. GRAFTON-CARDWELL. 1994. Chlorpyrifos effect on armored scale (Homoptera: Diaspididae) populations in San Joaquin Valley citrus. J. Econ. Entomol. 87: 1046-1057.

WALKER, G.P.; D.C.F. AITKEN; N.V. O? CONNELL AND D. SMITH. 1990. Using phenology to time insecticide applications for control of California red scale (Homoptera: Dispididae) on citrus. J. Econ. Entomol. 83: 189-196.

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