¿No sería un acto de cobardía romper la Historia de una actividad como la citrícola, que es más, bastante más que una actividad de trabajo y de negocio, tras haber realizado su primera exportación a Europa en 1849, con el envío de 9.216 toneladas de naranjas, por estas tres últimas campañas algo más que negativas?. La producción y comercialización alcanzando la categoría de ser los primeros y mayores exportadores, convirtiéndola en un modo de vida, de Historia, de buen hacer, ¿puede dejarse perder?

Sería la pérdida de una Cultura. Creemos que llegar a tan punto revelaría una falta de responsabilidad tal, imposible de creer, con todo lo que conocemos que ha supuesto el tiempo de estas tres últimas campañas, como si fuera auténticamente un castigo.

Y ello ha sido así, por culpa de todos, entre los que me incluyo, al habernos pasado al llevar la producción a un punto del que ha partido la base del desastre repetido. Y ha sido la demanda, pues en los muchos años que he trabajado por el sector en más de una ocasión hicimos alguna vez arranques de aumento de producción que siempre salieron bien, hasta que se ha tropezado, especialmente el campo.

De cualquier modo, algo quedará, pero insistimos en la idea de que se evite la perdida de los huertos que mejores resultados han dado siempre en su calidad, en su producción, todo ello de la mano de quienes las sacaron a la luz.

La insistencia en que se llegue a que el minifundio se una, como base mínima, para que persista la calidad de los terrenos y lugares geográficos que ocupan, tiene como objeto mantener el nivel cualitativo, básicamente. Este es el porqué de las zonas de IDENTIDAD de la producción.

Es curioso que hoy mismo cuando escribo, lea en prensa declaraciones "X", de que se ha vendido y exportado más a costa del precio. Cuando aumenta la oferta, ¿es ello algo nuevo, no es la propia oferta quien provoca la baja?

Y aún tenemos otro olvido o equivocación, pero siempre sucede así. Y no debemos olvidar que determinados países han aumentado en pocos años su producción, lo que se refleja en la de los países del CLAM, que han pasado de las 17.818.200 toneladas de la campaña 2000/2001, a las 19.243.200 de la 2006/2007, cuando, además, ya había crecido entre las diez últimas campañas del pasado siglo hasta las 17.383.900 toneladas, en cerca de 4.000.000 desde final del pasado siglo, lo que ha llevado a ciertos países a situarse en plan de duros competidores, basada en que sus legislaciones de trabajo son poco o casi nada favorecedoras de dar a sus trabajadores salarios correctos.

Así, mientras España ha producido en la campaña en curso 6.635.300 toneladas, Egipto lo ha hecho en 3.110.400 toneladas, y Turquía en 2.314.800 toneladas, en tanto que Italia, siguiendo otra política ha quedado en 3.314.800, Israel en 637.000 y Marruecos en 1.244.000, los dos que iban a comerse a nuestro país, antaño. (Datos de la Estadística Mundial, FAO 2006).

Otras medidas, tanto de Cooperativas como del comercio o privado han añadido a este problema general de la producción, parte de lo que ha supuesto la situación en curso. De ella, de la situación en curso, podrá, y debe salirse, por la acción y responsabilidad del propio sector. El resto es ya otra cosa.

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