El fenómeno de la mundialización viene afectando al mercado del trabajo desde casi 20 años.
Una de las repercusiones más claras de este hecho económico, es la llegada a lo largo de estos últimos 15 años de un gran monto de personas extranjeras dispuestas a encontrar un futuro laboral digno en nuestro mercado.
La Comunidad Valenciana se ha ido transformando en la tercera región española en cuanto a recepción de inmigrantes, buena demostración de una economía dinámica y en pleno crecimiento.
Estos inmigrantes han contribuido de forma evidente al despegue económico y a la renovación generacional de nuestra Comunitat y de España en su conjunto, por encima incluso de la media europea.
Este artículo trata de recopilar las especificidades de la inmigración en el sector agrícola, que destaca en importancia en dos aspectos fundamentales: primero es un sector donde en el periodo inicial de inserción laboral soluciona muchos de los problemas que experimenta el trabajador inmigrante debido a su estatus de irregular. En segundo lugar, por sus características, se convierte en un sector siempre abierto a la contratación para los inmigrantes en caso de contracción económica. El principal problema que arrastra el sector es la dificultad de alcanzar, a veces los mismos niveles de contratación regular que otros. Se concluye con la presentación de una serie de medidas de posible aplicación para conseguir aún más la integración y permanencia de la mano de obra en este sector.
INTRODUCCIÓN
El fenómeno migratorio
El fenómeno de la inmigración viene afectando de forma ininterrumpida a España y a la Comunidad Valenciana desde hace más de 15 años con una aceleración constante en número y en diversidad a lo largo de los últimos 5 años. (Tabla 1).
Nuestra sociedad en un abrir y cerrar de ojos se ha convertido en intercultural. Los motivos se enraízan, evidentemente, en la mundialización del mercado del trabajo en el seno de lo que damos por conocer como globalización. Tras las deslocalizaciones iniciales de los años 90 y que fracasaron por la clara resistencia del personal europeo a desplazarse a otros lugares del mundo con los salarios de los países de adscripción, el gran capital gira la vista hacía la periferia y estimula a través de las economías emergentes, España entre estas, la llegada masiva de mano de obra que va a sostener en nuestro país este crecimiento que hemos venido experimentando, así como las ayudas recibidas por Europa para el desarrollo estructural y regional de nuestro país.
Dicho esto, esta oleada se enfrenta, por la escasa empatía existente entre inversores y las en ocasiones, rígidas estructuras del Estado, a una realidad jurídica que no se armoniza con el deseo de los empresarios en emplear a estos nuevos trabajadores.
Es primordial abordar este fenómeno de transición desde una sociedad de emisión de población a una de recepción, con la visión de haber alcanzado un nivel de bienestar suficientemente atractivo como para ser considerado por millones de personas un lugar privilegiado para desarrollar con éxito su actividad laboral. Aquí es muy importante destacar que, dentro del marco de lo que los especialistas venimos llamando inserción cultural, esta jamás se produce con éxito, si no va acompañada de una inserción laboral efectiva. Aún más, la calidad de la inserción laboral, tanto en términos de estabilidad, como en términos de calidad del trabajo, jugará un papel decisivo sobre el éxito de la inserción cultural del individuo inmigrante.
Los inmigrantes vienen contribuyendo todo este tiempo con su presencia a la recuperación del crecimiento vegetativo, aún muy bajo en nuestro país, y con ello a la renovación generacional imprescindible para mantener el nivel de bienestar alcanzado a lo largo de estos últimos 25 años por nuestra sociedad. Asimismo, con su trabajo han participado de manera imprescindible al crecimiento continuo de nuestra economía muy por encima de la media europea.
Este artículo pretende revisar la presencia del colectivo de la inmigración en unos de los sectores emblemáticos de la economía de nuestro país, a pesar de que su peso específico en el Valor Añadido Bruto (VAB) no ha cesado de perder peso específico.
El sector agrícola juega un papel fundamental en la primera acogida de los trabajadores inmigrantes. Desde este sector se mantienen durante los periodos iniciales de adscripción a nuestro mercado laboral hasta regularizar su situación jurídica. Es por lo tanto, en muchas ocasiones el único espacio que tiene el inmigrante para desarrollar alguna actividad laboral. Desde este espacio se produce en gran parte la redistribución laboral hacia otros sectores una vez alcanzada la regularidad jurídica. Las especificidades propias a esta realidad son los puntos que configuran este artículo.
Distribución de los colectivos principales
La Comunidad Valenciana ofrece una radiografía poblacional bien diferenciada en las tres provincias en cuanto a lo que se refiere a la inmigración. Alicante, viene recibiendo personas extranjeras mucho antes que las otra dos. Asimismo debemos separar en dos la recepción de extranjeros: los comunitarios y los extracomunitarios.
Los primeros se suelen asociar al turismo, con la salvedad de las poblaciones de los últimos países incorporados a la Unión, como es el caso de Rumania y Bulgaria. Pero el flujo principal de inmigrantes llegados a la Comunidad Valenciana, desde los años 90 del siglo pasado ha sido de ciudadanos extracomunitarios: principalmente magrebíes (Marroquíes, Argelinos), latinoamericanos (Ecuatorianos, Colombianos) y subsaharianos (Senegaleses, Nigerianos y Malienses).
En la provincia de Castellón, se concentran un gran número de ciudadanos del Este (rumanos, búlgaros y ucranianos), en la provincia de Valencia los distintos colectivos tienden a distribuirse de forma más uniforme, con una presencia algo más elevada de Ecuatorianos, en Alicante, se detecta una cierta concentración de ciudadanos magrebíes (ver Tabla 2).
Importancia del sector en la primera acogida
En el sector agrario la llegada masiva de inmigrantes ha supuesto en gran parte, la sustitución efectiva de la población española, por la mano de obra extranjera. El sector agrícola se ha transformado para los inmigrantes en una verdadera tabla de salvación durante todos estos años. El mismo ha supuesto desde el principio un sector de acogida inmediata para esta nueva población laboral. Debido a sus características específicas: una contratación mucho más rápida que en otros sectores, en ocasiones menos rigurosa con los trámites burocráticos debido a los lapsos de tiempo manejados y por ello, se transformó en uno de los sectores que absorbió en todo momento una gran parte de la mano de obra extranjera irregular.
Esto ha tenido por desgracia una serie de resultados muy dañinos en el tejido laboral del sector. Los inmigrantes debido a su irregularidad recibieron sueldos menores a los existentes hasta el momento y las condiciones de seguridad disminuyeron de forma efectiva. Desde la administración se han ido paliando los efectos perversos de esta llegada masiva, a través de controles más exhaustivos de las condiciones laborales, endureciendo las inspecciones, pero asimismo dotando al trabajador de cursos, por ejemplo para la prevención de riesgos laborales. La participación de los sindicatos agrarios ha sido en este aspecto primordial.
Al ser un sector oasis pero con condiciones de trabajo bastante duras, la fuga de mano de obra hacia otros sectores de producción donde los sueldos son más altos y las condiciones de trabajo menos duras, ha sido constante.
Especificidades del colectivo de los inmigrantes relacionadas con el sector agrícola
Las características principales de este colectivo en el sector agrícola han sido: la irregularidad laboral convirtiéndose en ocasiones con el tiempo en crónica.
Las regularizaciones y las demandas de arraigo tras tres años de permanencia demostrables en nuestro país, han ido paliándolo en parte.
No perdamos de vista que las estimaciones para el 2007 del número total de personas indocumentadas presentes en la Comunidad Valenciana es de unas 82.396, lo que representa el 1,7% de la población total de la Comunidad.
El trabajador inmigrante que trabaja en el campo lo hace principalmente por necesidad, es importante destacar que muchos de los trabajadores inmigrantes están en todos los sectores, empleados por debajo de sus cualificaciones reales y ello por distintas razones: la primera su irregularidad y por ello la imposibilidad de una contratación normalizada, la segunda el tiempo empleado para conseguir la homologación de sus títulos, el tercero la preferencia de los empresarios españoles por algunos colectivos sobre otros, etc.,. Sin embargo conseguir un primer trabajo es mucho más sencillo en el sector agrario sobre todo si se carece de papeles, debido a cuestiones de alejamiento, de escasa visibilidad con respecto a los controles, etc.
Esta irregularidad genera otro problema clave: la extrema movilidad a la que están sometidos los trabajadores sobre todo en periodos iniciales, con poco o ningún arraigo social en la sociedad de acogida.
No debemos de perder de vista que las campañas no duran un año completo, por lo que el inmigrante se ve obligado a completar la campaña principal, en el caso de la Comunidad Valenciana es la de los cítricos, con secundarias como: las del manzano (agosto noviembre); Peral (Junio- octubre), melocotonero (mayo septiembre), Almendro( agosto octubre), alcachofa(octubre mayo) Patata (abril- enero), sandia(junio-septiembre, ajo y cebollas que son más cíclicas, y la vid aunque esta cosecha suele incluir a trabajadores más especializados que se mueven en las distintas regiones, incluso extranacionales donde se realiza este tipo de cultivo.
Esta movilidad incide de forma muy negativa en la integración del inmigrante, incluso si la movilidad es local. En las fases iniciales baste con que una de las cosechas se retrase o sea menor para obligar al inmigrante a entrar en otra ruta de desplazamiento que incluirá otras regiones, desde la fresa en Huelva, la oliva en Jaén, el espárrago en Navarra y la Manzana en Lleida. Este periplo puede en todo momento completarse con el trabajo en otros sectores como los de la construcción. Todo ello dificulta enormemente la ubicación definitiva del inmigrante en un lugar fijo, con todo lo que esto puede negar a un proceso más homogéneo de integración en la cultura de recepción.
Por todo ello una vez resuelto el principal problema del inmigrante, el de la regularización, este pretende en la mayoría de los casos abandonar el sector agrícola para dirigirse a otros, salvo que la actividad que figura en su primera tarjeta de trabajo le obligue a desempeñar su actividad en este sector y su cotización obligatoria de 6 meses o 3 meses como excepción razonada en el sector agrícola, específicamente en el sector agropecuario, lo que retrasa su incorporación a otros sectores 1 año más.
Todo esto hace que el propio propietario de la explotación tampoco pueda realizar inversiones en la especialización de su personal ya que es muy probable que esta inversión se pierda.
Una vez abandonado el campo, el inmigrante trabaja de forma irregular o regular en otros sectores, pero parte importante de ellos guardarán contactos con el sector, en caso de quedarse en el paro, y regresar para trabajar durante una campaña. El agro se transforma así en un sector refugio, como siempre lo ha sido, en caso de contracción de otros, como en la actualidad el de la construcción.
Otro gran problema que genera la presencia de personas con un escaso arraigo y que se dedican de alguna forma a un cierto nomadismo laboral es el de la vivienda. Los trabajadores temporeros han sido un quebradero de cabeza de primer orden para empresarios, ayuntamientos y evidentemente para la administración regional y nacional. Se debía resolver una alta concentración humana en periodos muy cortos de tiempo, así como convencer de las nuevas realidades existentes a los distintos órganos de gestión implicados en ello.
Los tiempos han ido evolucionando y las condiciones han ido mejorando, por medio de la colaboración de empresarios, ayuntamientos, sindicatos del ramo a través de convenios con la Generalitat. Asimismo se ha pasado de concebir esta presencia de una invasión no deseada, a un negocio lucrativo para los pueblos que acogen a estos trabajadores que en muchas ocasiones gastan parte de su salario en ocio y esparcimiento en los pueblos de acogida.
La presencia de los inmigrantes en el sector agrícola por colectivos se define de la forma siguiente: (ver Figura 1)
Los Latinoamericanos: La presencia de esta población es menor que la de los otros grupos en los sectores de la agricultura y la pesca. Estos datos se refieren a los contratos formales, quedando por lo tanto todas las transacciones contractuales ajenas a la regularidad laboral existente. Los empresarios saben muy bien que existen grandes bolsas de trabajadores ecuatorianos, colombianos y últimamente bolivianos que trabajan es el campo de forma habitual pero sin los papeles pertinentes. La tasa de actividad en el colectivo ecuatoriano, el más representativo de este grupo, llega a alcanzar en algunos sectores el 100%.
Los Magrebíes: La población magrebí supone más del 80% de la población africana residente en la Comunidad Valenciana. La tasa de ocupación de esta población en la Comunidad Valenciana era en el año 2004, cercana al 80% de la población de este grupo, habiéndose reducido un poco desde el año 1999, en el cual era del 85,1%. Esta disminución se debe al largo tiempo de permanencia de este colectivo en nuestra comunidad, el reagrupamiento familiar y el nacimiento de hijos e hijas en la Comunidad. Esta población representa un grupo de población inmigrante muy importante dedicada al sector agrícola y pesca. El país que aporta más mano de obra es Marruecos seguido de Argelia.
Pueblos del Este de Europa: Estos ciudadanos han pasado del régimen extracomunitario con todo lo que esto conllevaba a un extraño limbo comunitario pero con dos años carenciales que a nivel efectivo los condena, con la excepción del trabajo como autónomos, a las mismas circunstancias restrictivas a las que estaban sujeto cuando eran extracomunitarios. La tasa de actividad de los extranjeros procedentes de los países del Este de Europa que residen en la Comunidad Valenciana se sitúa en torno al 83,3% en 2004. Es el único colectivo en el cual la tasa de paro parece haber aumentado hasta el 2004. Los sectores con mayor contratación de estas personas son principalmente el sector agrícola y el de la pesca. De los países representados en el colectivo el que más ciudadanos aporta es Rumania.
Subsaharianos: No todos los colectivos están representados de la misma manera. A menudo se trata de la mano de obra menos formada en origen o con las mayores diferencias culturales y lingüísticas lo que dificulta sobremanera la posibilidad de encontrar otro tipo de trabajo más especializado en otros sectores laborales. Muchos representantes de estos colectivos se han dedicado a la agricultura y a la ganadería en sus países de origen lo que les facilita la posibilidad de una integración rápida, pero los problemas lingüísticos son a menudo un grave lastre para su contratación. Los colectivos más representativos son los senegaleses, los malienses y otras nacionalidades más residuales. Este colectivo complementa el trabajo en el campo con su participación esporádica en el de la construcción en el cual terminan integrándose una vez regularizada su situación.
Formas y dinámicas de contratación en el marco de la inmigración
Al principio la contratación fue evidentemente aleatoria. Con el transcurso del tiempo el empresario se ha decantado por la recontratación de personas de años anteriores que permanecen en el sector o de forma definitiva o como el complemento de otras actividades sectoriales. Poco a poco se fueron nombrando capataces extranjeros, conocedores de los idiomas necesarios para un buen entendimiento. El empresario siempre ha premiado, un buen conocimiento del idioma, lo que facilita el desarrollo de la confianza entre las personas implicadas, y la gestión del personal organizado en grupos que realizan un trabajo que debe ser organizado y rápido.
Estos capataces han sido los encargados de la creación de las collas y de su distribución así como del control del rendimiento y de su eficacia. En el caso de las embaladoras o de las industrias relacionadas con el producto básico, la mayor contratación siempre ha sido femenina y en este sector son las empresas de contratación temporal las que poco a poco van transformándose en la vía de contratación más importante, y con ello van aportando un cierto orden y el cumplimiento de la legalidad laboral vigente. Con ello perviven formas de contratación de ciudadanos irregulares en lugares bien determinados y bien conocidos por los implicados en estos tipos de tratos.
Los empresarios y el fenómeno de la inmigración
En la Comunidad todos sabemos que el perfil de la explotación que más abunda es el minifundio, característica que viene a dificultar aún más la profesionalización al ser difícil la permanencia constante del inmigrante en el sector.
Cuando se encuestan a los empresarios del ramo todos coinciden con sinceridad, de la necesidad y de la preferencia del sector por la contratación de regulares, pero esto no impide por las características propias de las necesidades del sector, las dificultades administrativas y la lentitud en regularizar, que este se nutra aún en muchos casos de personas recién llegadas y claro esta, indocumentadas.
El empresario prefiere a personas conocidas de anteriores campañas a los cuales ha podido valorar, asimismo valora la capacidad de expresión oral tanto en castellano como en valenciano. De hecho podemos afirmar que el campo valenciano ha servido de forma eficaz a la adquisición del idioma distintivo de nuestra Comunidad para una gran cantidad de inmigrantes.
El propio empresario ha ido desarrollando soluciones propias ante la lentitud que han demostrado a veces las administraciones a la hora de dotarle del personal necesario. Son cada vez más los propietarios que pretenden contratar en origen. Dentro del marco de la Comunidad Valenciana aún no cobra la amplitud que si ha alcanzado en otras regiones más proclives a las grandes explotaciones, por el particular perfil minifundista de nuestra región como se ha mencionado anteriormente.
Vuelvo aquí en un problema no resuelto aún entre las necesidades de la mano de obra por parte de los productores y la realidad jurídica actual que impera en los Estados de la Unión Europea. Por una parte el Estado pretende modular el flujo de manera administrativa pero con ello dificulta de forma enorme la normalización laboral de una mano de obra necesaria e imprescindible ya que deficitaria en muchos sectores de producción. Hasta que no se resuelva esta paradoja el empresario seguirá contratando irregularmente y evidentemente la administración castigándole por ello.
Asociacionismo y realidad inmigrante
En estas condiciones iniciales de desarraigo casi constantes, es normal que podamos afirmar que el asociacionismo en el colectivo inmigrante es muy bajo, tanto, en cuanto a las asociaciones de inmigrantes específicas como a los sindicatos autóctonos. Aunque esta situación va cambiando lentamente por la constante información que los agentes sociales van distribuyendo así como el papel de la administración y de los sindicatos agrarios, que van ofertando una inestimable información, formación e inserción tutelada con el decidido apoyo de las políticas de la Generalitat en este sentido.
Para poder resolver esta fuga constante de trabajadores inmigrantes deben suceder algunas cosas: que el sector no sufra de periodos de malas cosechas, por desgracia cada vez más frecuentes y la profesionalización constante del trabajador inmigrante, a través de cursos que le permita vislumbrar una posible salida digna en un sector que todos reconocemos como complicado.
Otra solución es el fomento del autoempleo factor determinante para captar al profesional en origen deseosos de mantener las mismas actividades en la Comunidad.
La posibilidad que el entramado de empresarios dedicados a la explotación agrícola se vaya complementando con la llegada de estos nuevos trabajadores autónomos, solo puede estimular el sector en su totalidad y así generar más puestos de trabajo. No olvidemos que las cifras anuncian un constante abandono de estas actividades por parte de la población española, de hecho muchos proyectos han sido sufragados por la Comunidad Europea (Equal, etc.) para la implantación definitiva de parte de la población inmigrante en el ámbito rural.
Esta adscripción definitiva se me antoja la única solución para paliar la fuga constante de trabajadores del sector agrícola hacía otros, tal como viene ocurriendo hasta ahora, y resolviendo así también, la constante despoblación de muchas áreas rurales de la Comunidad
El valor del trabajo de los inmigrantes (Estadística de la aportación a la seguridad social de los inmigrantes)
En todas las estadísticas consultadas se destaca la enorme aportación de los inmigrantes a la seguridad social, evidentemente en el sector agrícola sucede exactamente lo mismo, con las excepciones derivadas de todos los casos citados antes, donde el inmigrante pasa aproximadamente un período de 4 años y de ellos más de las mitad en el mercado negro, no especialmente en el campo, con la evidente pérdida de cotización a la seguridad social.
Es por lo tanto muy importante conseguir la visibilización de todos los trabajadores presentes en nuestro tejido laboral e impositivo, para poder rentabilizar con sus aportaciones, los servicios de atención social obligatorios que cualquier ciudadano recibe, sea regular o no. Una cotización normalizada permite sostener con corrección el crecimiento emprendido en nuestra Comunitat, desde la administración autonómica, de las redes de atención a la población en general (ver Tabla 3).
La Labor de la administración
Las administraciones se han visto obligada a poner en marcha toda una serie de estrategias para responder a las necesidades de estos nuevos ciudadanos a menudo irregulares, con dos ejes fundamentales: el primero la necesidad de poder regular eficazmente el flujo en origen, para poder pactar con los empresarios el número necesario de trabajadores para cada campaña. Los famosos contingentes.
Dada la extrema dificultad para poder determinar el número exacto de trabajadores necesarios para cada ejercicio solo han tenido un éxito relativo. Por lo que si han servido de forma clara es para abrir puertas de colaboración en origen e incluso facilitar la presencia institucional tanto a nivel nacional como de las autoridades autonómicas. Lo que sin duda facilitará y diversificará las soluciones de contratación en origen e incluso de formación especializadas a tareas bien determinadas que requiere el mercado español.
Aquí debo insistir en la necesidad por parte de las autonomías de dar un paso decidido al frente e intentar gestionar desde la realidad regional la labor de contratación de trabajadores inmigrantes, descargando al Estado de esta empresa de gran peso específico, tanto a lo que se refiere a personal como otros recursos de gestión. La presencia cada vez más decidida de las regiones en los países de origen solo puede redundar en la colaboración con el Estado y así compartir este enorme esfuerzo y poder ajustar aún mejor las contrataciones a las necesidades del mercado.
La apuesta por parte de la Generalitat en lo que se refiere a la gestión del fenómeno de la inmigración ha sido continua y novedosa. De hecho en esta misma legislación la Comunidad ha creado la mayor herramienta de gestión administrativa a nivel regional para encarar con decisión y eficacia la gestión de la inmigración, una Consellería; la Consellería de Inmigración y Ciudadanía, este el marco perfecto para ensayar todas las políticas de integración que requiere una sociedad que avanza de forma decidida hacía la interculturalidad.
Somos bien conscientes del reto que supone trabajar con los inmigrantes en términos de integración tanto social, laboral como cultural.
En el marco del sector agrícola son necesarias toda una serie de medidas que desde la Administración se consideran de máxima importancia, que ya he ido desgranando a lo largo de este artículo y que paso a puntualizar:
- Especialización de la mano de obra inmigrante una vez regularizada para poder vislumbrar el trabajo en el sector como un trabajo de fututo.
- Favorecer el autoempleo y puesta en marcha de nuevas iniciativas de cultivo o de producción ganadera.
- Todo ello con una decidida actuación de control para que el sector emerja de las sombras donde la llegada masiva de mano de obra barata lo ha hundido.
- Potenciación ya en marcha a través de los convenios firmados con los sindicatos del sector para la primera acogida de temporeros.
Finalmente, resolver la extraña paradoja entre necesidad de mano de obra y dificultad de regularización, que pasa sin lugar a dudas por un buen entendimiento con las autoridades tanto políticas como empresariales de los países emisores de mano de obra inmigrante. La agilización de los trámites burocráticos para el trabajo regular en nuestro país; la posibilidad de un retorno digno con un apoyo para la creación de posibilidades de inversión en origen y otro aspecto de vital importancia que es la apertura de mercados de explotación a los empresarios valencianos en otros lugares del mundo exportando sus conocimientos y su gran experiencia en un sector tan difícil como es el agrario.
A modo de conclusión
En una sociedad mundializada lo que sucede en una región puede llegar a ser minúsculo, pero la suma de todos los minúsculos forman el todo.
Vamos a ver muchas cosas aún por determinar en este desplazamiento de la fuerza laboral puesto en marcha por la globalización del mercado. De hecho poblaciones que consideramos adscritas a nuestra realidad cultural por su presencia continuada pueden desaparecer hacía nuevos mercados o regresar a los suyos, si se transforman en atractivos. Esto ya esta ocurriendo con colectivos del este de Europa como Rumania y Bulgaria, al transformarse el año que viene, tras su ingreso en la Unión, en zonas de inversión privilegiadas como hasta el año pasado fuimos nosotros.
Estos Estados empezaran a absorber parte de la mano de obra, antes destinadas a nuestros mercados como los ucranianos o los rusos por mera cercanía.
Es muy posible que los trabajadores debamos desplazarnos a lo ancho y alto de Europa en función de los ciclos económicos favorables de tal o tal región. Actualmente nuestro país esta en un momento económico pujante y no podemos negar que esto ha sucedido en parte gracias a los inmigrantes.
La Comunitat Valenciana se ha transformado en la tercera Comunidad Autónoma en cuanto a recepción de mano de obra inmigrante, esto es la clara demostración de que nuestras tierras han alcanzado un nivel de desarrollo laboral y social que justifiquen que miles de personas consideren viable insertarse en nuestra sociedad, colaborando con ello en su enriquecimiento y en su desarrollo tanto social como económico. Esto nos obliga a plantear políticas de integración eficaces y permanecer constantemente atentos a los cambios que en el ámbito de la inmigración son muy rápidos, para ser capaces en todo momento de adaptarnos y crear las herramientas necesarias para resolver conflictos propios de una sociedad intercultural avanzada.
Debemos comprender que la sociedad en la que van a vivir y trabajar nuestros hijos es cada vez más abierta y por ello mestiza, buena señal que el mundo del trabajo es cada vez más competitivo y ágil. Sin esta transformación de sociedad emisora a sociedad receptora todo colectivo social esta condenado al estancamiento.
Agradecimientos: Mi más sincero agradecimiento a la Fundación Cei-Migra (antes Ceim) por su desinteresada colaboración, en especial al Sr. Ximo García Roca gerente de la Fundación y amigo. Así como al Sr. Luis Die Olmos responsable de los Anuarios de insoslayable consulta para cualquier investigador de la realidad inmigrante en la Comunitat Valenciana. Finalmente agradecer la inestimable colaboración de Jezhabel Pendas Meneau, sin la cual este artículo habría sido mucho más difícil.
BIBLIOGRAFÍA
Anuario CeiMigra (2007) Las migraciones en un mundo desigual.
Anuario CeiM (2006) Los inmigrantes en la Comunidad Valenciana.
Informe sobre migraciones y campañas agrícolas (2000). Federación agroalimentaria, CC.OO. pp. 127-169. Los inmigrantes y el mundo del trabajo. (2003) Tornos Cubillo, A.(Ed.)Publicaciones de la Universidad Pontificia Comillas, Madrid,
MARTÍN, E.; MELIS, A.; SANZ, G. (2001) Mercados de Trabajo e Inmigración Extracomunitaria en la Agricultura Mediterránea, pp. 161-205.
PUMARES, P.; GARCÍA, A.; ASENSIO, A. (2006) La movilidad laboral y geográfica de la población extranjera en España. Documentos del Observatorio permanente de la inmigración, pp. 31-84.
Comprar Revista Phytoma 195 - ENERO 2008