En los últimos años han sido numerosas las enfermedades causadas por hongos detectadas por primera vez en nuestro país, mientras que otras han experimentado un fuerte incremento en la gravedad de los daños provocados. La problemática que se plantea ante la aparición de una nueva enfermedad es muy diversa: identificación del agente causal, estudio de las variables que influyen en el ciclo de la enfermedad, mecanismos de diseminación y supervivencia del patógeno, rango de hospedantes, etc. Resultaría imposible tratar aquí todos los nuevos patógenos detectados junto con la problemática asociada a cada uno de ellos, por lo que en el presente trabajo sólo se tratarán algunas de las nuevas enfermedades de especial importancia y otras que han adquirido relevancia por su gravedad en los últimos años y, dentro de cada una de ellas, la problemática asociada a su manejo. Serán sólo unas pinceladas con las que se pretende ilustrar lo complejo que puede resultar a veces el control de una nueva enfermedad fúngica.

 

 

La mancha marrón de los cítricos


Esta enfermedad está causada por cepas del hongo Alternaria alternata con capacidad de producir toxinas específicas que afectan a algunas variedades de cítricos, en general los que llevan en su genotipo ascendencia de Mandarino Dancy, provocando necrosis foliares, defoliación, seca de ramillas y manchas necróticas en la epidermis de los frutos que hacen que éstos se deprecien considerablemente.
La mancha marrón fue detectada en España en 1998 afectando a la variedad Fortune, aunque ya había referencias en otros países afectando a otras variedades. La bibliografía señalaba que los frutos eran sensibles al patógeno en sus primeros estados de desarrollo pero que, conforme iban creciendo, adquirían resistencia al patógeno, con lo cual los tratamientos químicos se hacían innecesarios en los últimos estados del desarrollo del fruto.
En nuestro país, las observaciones de campo y los estudios de inoculación en laboratorio demostraron que los frutos de Fortune eran sensibles al ataque de A. alternata en todas las fases de su desarrollo, lo que hacía necesaria la protección frente al patógeno durante todo este período. El mayor problema que presenta esta enfermedad es que tiene un ciclo de infección muy corto: los daños se producen por la emisión de una toxina por parte del patógeno en el momento de la germinación de las esporas, lo que provoca una necrosis irreversible de la epidermis en 48 ? 72 horas con temperaturas de alrededor de 25oC y presencia de agua libre (necesaria para la germinación de las esporas en el género Alternaria). Ello hace que, si se presentan lluvias copiosas durante varios días seguidos y las temperaturas son adecuadas, se producirá la infección sin posibilidad de intervenir adecuadamente.
Un problema adicional que, desgraciadamente, está apareciendo cada vez con mayor frecuencia en muchos cultivos es la escasez de materias activas autorizadas en cítricos en la Unión Europea y efectivas frente a esta enfermedad (sólo productos cúpricos y mancozeb).

 

En relación a la determinación de los períodos de infección, nuestro Grupo de Investigación en Hongos Fitopatógenos de la Universidad Politécnica de Valencia (GIHF-UPV) puso a punto un modelo epidemiológico que estableciera el riesgo de ataque en función de la temperatura ambiente y de las horas de agua libre sobre la planta. Asimismo, se demostró la efectividad de los tratamientos cúpricos incluso a dosis más bajas de las habituales. Todo ello debe ir complementado con diversas medidas culturales dirigidas a favorecer la aireación de las plantas y disminuir el inóculo fúngico.

Enfermedades de la madera de la vid

Hasta la década de los noventa las enfermedades de la madera de la vid recibieron escasa atención: se trataba de afecciones típicas de planta adulta y los únicos problemas reconocidos eran la yesca (atribuída entonces a Phellinus igniarius y Stereum hirsutum) y la eutipiosis (causada por Eutypa lata). En esta época hubo una eclosión, a nivel mundial, de nuevos problemas asociados tanto a viña adulta como en viñedos jóvenes, en los que plantas de pocos años mostraban un fuerte decaimiento y muerte, pudiendo presentarse porcentajes elevados de mortalidad incluso el mismo año de su plantación . Estudios realizados en diversos países y, particularmente en España, han mostrado un complejo de afecciones de la madera (enfermedad de Petri, pie negro, brazo negro muerto, etc.) y una amplia gama de especies fúngicas implicadas, lo que hace necesario un estudio particular de cada caso si se quiere lograr un correcto diagnóstico de la afección y, por ende, su control.
Son diversas las hipótesis acerca de la eclosión de este tipo de problemas, entre las que destaca el cambio de las prácticas culturales: injerto en vivero y no en pleno campo (como se hacía con anterioridad), puesta en riego de explotaciones, exigencia a la planta de una producción precoz, etc.
El GIHF-UPV ha abordado el estudio de esta problemática, incidiendo, sobre todo, en conseguir una planta sana a la salida del vivero. Es importante señalar que tras la penetración y colonización de los tejidos internos de la planta por parte de los hongos, los tratamientos químicos resultan ineficaces. En este sentido, se ha puesto a punto un tratamiento por termoterapia a 53ºC durante 30 minutos que ha demostrado su efectividad frente a los patógenos que infectaban internamente a las plantas, respetando la viabilidad de éstas. Este tratamiento debe completarse con otras diversas medidas de control, tanto en vivero como en el terreno definitivo, que dificulten la entrada de los patógenos por las heridas de poda.
En resumen, cuando se habla de enfermedades de la madera de la vid estamos hablando de un problema de etiología compleja que requiere de estudios acerca del agente causal en cada caso concreto. Ello dará información acerca de su forma de ataque (material infectado, penetración por raíces, heridas de poda, por el injerto, etc.) y permitirá establecer unas pautas razonadas para el control de la enfermedad, teniendo en cuenta que, en la mayoría de los casos, será necesario un control integrado que aborde diferentes vías complementarias.

La necrosis foliar del caqui

La necrosis foliar del caqui está causada por Mycosphaerella nawae. Se trata de una enfermedad de muy reciente aparición en nuestro país (2008). Los síntomas de la enfermedad comienzan a manifestarse hacia mediados ? finales de agosto, y consisten en clorosis y necrosis del limbo foliar que da lugar a una defoliación más o menos intensa y que va acompañada de una maduración anticipada y abscisión rápida de los frutos, lo que provoca graves pérdidas en la cosecha .
Esta enfermedad constituye un ejemplo muy ilustrativo acerca de la necesidad de unos estudios que permitan conocer con precisión el ciclo vital de un patógeno si se quiere conseguir un adecuado control de la enfermedad: como se ha señalado, los síntomas de la enfermedad aparecen en la segunda quincena de agosto. Parecería, por tanto, lógico pensar en una estrategia de control a base de tratamientos a finales de julio o principios de agosto. Sin embargo, se ha demostrado la ineficacia de los tratamientos en dichas fechas y sí la de los llevados a cabo en primavera. Ello se debe a que M. nawae desarrolla su fase sexual (pseudotecios) durante el invierno sobre las hojas afectadas caídas al suelo. En primavera, las ascosporas liberadas de estos pseudotecios infectan las hojas pero la infección queda latente y se mantiene asintomática hasta finales de verano. Aunque está todavía en estudio, todo apunta a que en nuestro país M. nawae se comporta como un patógeno monocíclico en el que la única vía de infección son las ascosporas liberadas en primavera, no habiéndose detectado hasta el momento infecciones secundarias por conidios, que sí requerirían de aplicaciones fungicidas posteriores. Otro problema que ha planteado esta afección ha sido, de nuevo, la escasez de materias activas autorizadas. En caqui los únicos fungicidas autorizados eran algunas formulaciones de compuestos cúpricos, que en los primeros ensayos realizados fueron escasamente efectivos. A partir de los estudios realizados "in vitro" y de ensayos de control en campo realizados por el GIHF-UPV el pasado año con diversas materias activas, se ha conseguido una autorización provisional temporal para la presente campaña de dos de los fungicidas que se mostraron más eficaces: mancozeb y piraclostrobin. En los ensayos de campo que se están llevando a cabo en este año en colaboración con la Consellería de Agricultura Pesca y Alimentación de la Generalitat Valenciana, se obtendrá también información sobre residuos en la fruta, lo que permitirá definir lasestrategias de control más adecuadas.

Paralelamente a lo anterior, el conocimiento de la forma de invernación del patógeno sobre las hojas caídas ha conducido a la recomendación de la eliminación de estas hojas (recogida y quemado, enterrado, etc.) como vía de reducción del inóculo.

El chancro resinoso de los pinos

El agente causal del chancro resinoso de los pinos es el ascomiceto Gibberella circinata, aunque esta fase no se ha encontrado en la naturaleza, en la que sólo se presenta en su fase asexual, Fusarium circinatum. Se trata de un hongo de cuarentena que afecta a diversas especies de Pinus (especialmente P. radiata) y Pseudotsuga menziesii, en los cuales provoca una sintomatología muy diversa: en semilleros y/o viveros se observa amarilleos de acículas basales, podredumbres de cuello y raíces y muerte de plántulas, mientras en plantas adultas aparecen chancros resinosos en tronco y muerte de ramas.
Sus vías de trasmisión son muy variadas dispersándose por semillas y plántulas infectadas, viento, insectos vectores, madera infectada, etc.
Una de las principales dificultades en el control de esta enfermedad se deriva del ámbito forestal de sus hospedantes, lo que hace inviable un manejo similar al de plantas agrícolas. No obstante, al tratarse de un organismo nocivo y de cuarentena fue necesario adoptar medidas de salvaguarda, que se desarrollaron en el Real Decreto 337/2006 de 26 de mayo (BOE nº 137 del 9 de junio) por el que se establecían medidas de armonización y coordinación de actuaciones para localizar y erradicar el patógeno intentando reducir el riesgo de propagación. Así, en este R. D se establecen las obligaciones de los agentes implicados, la obligación de realizar prospecciones y controles sistemáticos en viveros y masas forestales, el análisis de las semillas destinadas a reproducción, medidas a adoptar en las zonas donde se detecte el patógeno, requisitos para la circulación del material vegetal, etc. Se trata, enresumen, de localizar lo más tempranamente posible los focos de infeccióny establecer las medidas para su control.
No obstante, quedan muchos aspectos desconocidos en la actualidad sobre esta enfermedad en nuestro país (caracterización del patógeno, proceso infectivo, hospedantes, insectos vectores, transmisión, supervivencia en suelo y en material vegetal, medidas de control en viveros y en masas forestales, etc.). En este sentido, en la actualidad hay en marcha un Proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Medio Ambiente y MedioRural y Marino y el INIA en el que participa el GIHF-UPV con otros cincogrupos de investigación nacionales abordando esta problemática desde unpunto de vista interdisciplinar.

Conclusiones

Con el estudio de las cuatro enfermedades anteriores se ha pretendido mostrar la problemática, muchas veces compleja, que plantea el manejo y control de una nueva enfermedad fúngica. A modo de resumen, los puntos más importantes a abordar serían:


- Diagnóstico preciso del agente causal.
- Estudio epidemiológico (conservación, transmisión, influencia de las condiciones ambientales en la enfermedad, etc.).
- En el caso de tratamientos químicos es necesario determinar tanto el producto adecuado como la época y forma de aplicación. Un problema frecuente es la falta de materias activas fungicidas autorizadas en el cultivo afectado lo que puede hacer necesario unos estudios previos, tanto en laboratorio como en campo, para determinar las más efectivas dentro de las que, previsiblemente, presentarían menos problemas para una posterior autorización
En estos casos, junto a la efectividad en el control, deben realizarse estudios de residuos de estos fungicidas en el material vegetal.
- El conocimiento del patógeno y del ciclo de la enfermedad debe conducir a un manejo integrado de la afección que contemple su control desde diversas vías complementarias entre sí (culturales, físicas, tratamientos químicos, etc.).

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