El olivo es un cultivo típicamente mediterráneo que ha pasado rápidamente de cultivarse de forma tradicional, sin apenas insumos ni intervención agronómica alguna, a ser uno de los cultivos leñosos punteros en intensificación y tecnificación agraria. Dichos cambios acelerados han llevado a explotar la gran adaptabilidad genética del olivar a condiciones ambientales más cambiantes, a una mayor eficiencia en los insumos, así como a una mejor adecuación a nuevas técnicas y estrategias para la gestión del rendimiento y calidad de la cosecha.

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El olivo es un cultivo típicamente mediterráneo que ha pasado rápidamente de cultivarse de forma tradicional, sin apenas insumos ni intervención agronómica alguna, a ser uno de los cultivos leñosos punteros en intensificación y tecnificación agraria. Dichos cambios acelerados han llevado a explotar la gran adaptabilidad genética del olivar a condiciones ambientales más cambiantes, a una mayor eficiencia en los insumos, así como a una mejor adecuación a nuevas técnicas y estrategias para la gestión del rendimiento y calidad de la cosecha.

La eficiencia en el manejo nutricional y sanitario del cultivo del olivo es clave en gestión integrada y, especialmente, para hacer frente tanto a aquellas condiciones climáticas adversas como a enfermedades y plagas endémicas y emergentes en cada zona de cultivo.

Desde Bioibérica, trabajamos y seguimos innovando mediante un enfoque alternativo para manejar la enfermedad del cultivo y reducir el uso intensivo de fitosanitarios a través de estrategias de biostimulación y manejo eficiente de nutrientes. Cada vez más, una fertilización adecuada es clave para la primera línea de defensa del cultivo. Por ejemplo, nutrientes esenciales y beneficiosos tales como el nitrógeno orgánico, calcio, silicio o cobre han reportado mejoras de la tolerancia al estrés climático e incrementos en la resistencia a agentes patógenos.

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