Al igual que en otros cultivos, en la época estival determinados cítricos presentan graves ataques de araña roja (Tetranychus urticae Koch) debido principalmente al desarrollo de resistencias a fitosanitarios acaricidas, por ello se desarrolla una estrategia de control biotecnológico que integra el desarrollo de bancos de papaya para albergar y multiplicar el coccinélido depredador Stethorus punctillum Weise, junto con la valoración ecotoxicológica y limitaciones en su aplicación de los fitosanitarios comunes a este cultivo. Su implantación redujo el número de tratamientos fitosanitarios y supuso un descenso del porcentaje de daños en fruto del 45% en malla y del 17% al aire libre con respecto a la campaña más desfavorable.

 

La araña roja constituye una de las plagas económicamente más importantes en una amplia gama de cultivos al aire libre y protegidos en todo el mundo, según Van Leeuwen y col. (2010), y es una de las mayores amenazas de los cultivos intensivos más representativos del arco mediterráneo: cultivos hortícolas, frutales y cítricos (Calvo y col., 2018). Sus picaduras deprecian notablemente el valor comercial de sus frutos (Aguilar y col., 2008) haciendo inviable una importante parte de la producción hortofrutícola mediterránea, con el considerable coste de recursos que conlleva.

Todas las especies conocidas del género Stethorus son depredadores obligados de ácaros (Mc Murtry y col., 1969; Chazeau, 1985; Rott y Ponsonby, 2000). Concretamente, S. punctillum está identificado como un depredador de alta densidad y de una alta tasa de consumo de T. urticae, con un elevado potencial en control biológico (Ragkou y col., 2004), superando los 200 adultos depredados por una sola larva y día, utilizando estímulos visuales y olfativos para localizar a los ácaros (Biddinger y col., 2009).

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