La palabra ‘ambiente’ procede del latín ambiens, ambientis, del verbo ambere (rodear, estar a ambos lados). Sin embargo, hasta 1973 la Unión Europea no aborda la problemática de lo que nos rodea. El Primer Programa de Acción de las Comunidades Europeas fue ratificado el 22 de noviembre de 1973 (DOC C 12/1 de 20-12-73) y constituía el punto de partida de la política ambiental comunitaria, que pretendía adoptar una serie de medidas de carácter correctivo, protectoras del medio ambiente.

Aunque han pasado más de 45 años desde que se aprobó este primer documento, desde la perspectiva agraria la problemática medioambiental ha sido y es en la actualidad un concepto pendiente de integrar en los estudios del desarrollo de las plagas y enfermedades agrícolas, aunque, como ya vimos en el artículos anterior, la epigenética ha señalado claramente la importancia del ambiente en la aparición y desarrollo de las enfermedades, incluso por encima del propio genoma.

La problemática ambiental sí que ha sido incluida en la salud humana, y en este campo nos resulta fácil integrar este concepto. La sociedad en general no se extraña cuando la Organización Mundial de la Salud responsabiliza al ambiente del 24% de la morbilidad mundial. Esta morbilidad que, según la OMS, es debida a la exposición a riesgos ambientales evitables, constituye uno de los retos sanitarios del siglo XXI.

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