La gestión integrada en cultivo de tomate se ha visto obstaculizada por la aparición de plagas de difícil control como vasates (Aculops lycopersici) o la polilla del tomate (Tuta absoluta). Las continuas intervenciones sobre estas plagas desequilibran las estrategias de biocontrol y están provocando resistencias a moléculas insecticidas compatibles como las diamidas. Actualmente, el mayor conocimiento sobre la interacción virus-huésped ha dado lugar al desarrollo Tutavir®, un nuevo aislado de baculovirus con contrastada eficacia, persistencia y patogenicidad para el control de T. absoluta. Su bajo riesgo para generar resistencias y alta selectividad frente a polinizadores y fauna auxiliar, apuntan a que Tutavir® puede convertirse en una herramienta de biocontrol imprescindible dentro de la GIP del tomate.

El ingrediente activo de Tutavir® es el granulovirus de Phthorimaea operculella (PhopGV). Los granulovirus pertenecen a la familia de los virus entomopatógenos más estudiada, los baculovirus, que se encuentran de forma natural en los lepidópteros. En este caso, fue seleccionado a partir de una población silvestre de polillas del tubérculo de la patata (PTP).

Una de las características de los baculovirus es su alta inocuidad para mamíferos y especies no objeto, limitándose su espectro de acción a una determinada especie o familia de lepidópteros. No infectan ni son capaces de replicarse en mamíferos y, además, no tienen ningún tipo de efecto adverso sobre otros vertebrados, microrganismos y artrópodos, siendo totalmente compatibles con la fauna auxiliar.

Tutavir® actúa únicamente por ingestión, de forma que la oruga neonata puede verse infectada al eclosionar del huevo o bien al ingerir la epidermis de la planta antes de introducirse para consumir el mesófilo de la hoja. Además, larvas de distintos estadios larvarios pueden abandonar la galería para buscar nuevas zonas de alimentación, pudiendo infectarse durante el traslado. Una vez ingeridas, las partículas víricas penetran en el intestino medio de la larva, se multiplican en su interior y en un plazo de dos a 4 días la mayoría de los órganos estarán infectados. La larva deja de alimentarse y se produce el colapso de sus órganos vitales sin que se produzca ningún tipo de toxina durante el proceso.

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