Claude Bragard, fitopatólogo de la Universidad de Louvain, está pasando el periodo de confinamiento en su casa, en un pequeño pueblo rural en el este de Bélgica. Desde allí, reflexiona en esta entrevista sobre el impacto de la pandemia en la agricultura y el papel de la EFSA, cuyo  Panel de Sanidad Vegetal preside.

¿Cómo afecta esta situación excepcional a su trabajo?

De diferentes maneras. Un aspecto positivo es que ha impulsado nuevos enfoques e interacciones en el trabajo. He podido constatar, por ejemplo, la eficiencia del teletrabajo. La situación actual ha subrayado también la importancia de las interacciones sociales, la necesidad de mantener el contacto y los vínculos con los equipos de investigación. La crisis actual ilustra además el gran impacto que puede tener una enfermedad viral, algo de lo que debemos aprender para prever los problemas que puedan surgir en el futuro relacionados con las plagas emergentes de las plantas.

La EFSA tiene su sede en Parma, un área que ha sido particularmente golpeada por el virus. ¿Qué impacto está teniendo el brote en el día a día de la institución?

La EFSA ha reaccionado de manera muy eficiente, principalmente porque la institución estaba muy bien preparada para el teletrabajo, para el trabajo online. Esto se debe en parte a que el tipo de trabajo que se realiza, la evaluación de riesgos, se adecua al trabajo a distancia. La EFSA tomó medidas importantes rápidamente, como por ejemplo, impedir que llegaran expertos externos a Parma desde fuera o pasar de realizar reuniones físicas a hacerlas virtuales. Se ofreció orientación y capacitación a los que aún no estaban preparados. La verdad es que me ha impresionado lo sencillo que ha sido el cambio.

¿Hasta qué punto pueden afectar las medidas de confinamiento a la gestión integrada de plagas y las tareas de vigilancia y control en Europa?

Por supuesto, es de esperar que haya un impacto, que con suerte será limitado; sin embargo, es difícil predecir cómo será. La agricultura es, y seguirá siendo, una actividad estratégica, pero las medidas que afectan al nivel de actividad en este sector varían de un país a otro. La impresión general es que los principales problemas se darán en países vulnerables, en los que puede producirse una crisis alimentaria. La gestión de plagas integradas y las tareas de monitoreo son temas clave que están íntimamente relacionados con la agricultura.

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