Ante la existencia de matices diferenciadores entre la vegetación que constituye un cultivo agrícola y un espacio verde, el desarrollo y manejo de las posibles plagas y patologías varían en ambos escenarios. Los modelos de gestión de los espacios verdes influyen en el ámbito fitosanitario de los mismos, y es imprescindible que exista homogeneidad en los niveles de los procedimientos y técnicas aplicadas en cada uno de ellos.


Las plagas, enfermedades y malas hierbas, con todo lo que supone la detección, conocimiento de umbrales, técnicas de control de manejo integrado o biológico adecuadas… frente a nuevos métodos de poda, maquinaria, uso de especies adaptadas para cada situación o circunstancia urbana y paisajística, son parámetros analizables en esta comparativa.
En Sevilla, al igual que en otras ciudades, es necesario revisar la diferencia entre los niveles citados y poner los medios para homogeneizarlos. El recientemente redactado Plan Director del Arbolado de Sevilla ha servido para este fin y facilita la definición de objetivos orientados a optimizar la gestión fitosanitaria.

En agricultura, habitualmente se trabaja con especies vegetales dominantes que constituyen un cultivo (Fig. 1). Un jardín, en la mayoría de los casos, contiene variedad de plantas, pertenecientes a distintos grupos botánicos (Fig. 2). En el caso del espacio verde, esto complica el manejo del conjunto, ya que cuando se trabaja con una sola especie es posible abarcar el conocimiento de su fenología y técnicas de cultivo para optimizar la producción.

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