Para el cultivo de pimiento, la implementación del control biológico ha marcado un cambio radical, tanto desde el punto de vista técnico como para la comercialización. Ante la resistencia contra los insecticidas de las plagas principales, el control biológico ofreció excelentes soluciones. En el Campo de Cartagena, la masiva implementación del control biológico tuvo lugar entre 1999 y 2001 (Van der Blom, 2002); en Almería, donde se concentra el 70% del pimiento de España, se consigue alrededor de 2007 (Van der Blom y col., 2008). El efecto sobre la comercialización se observa en la evolución de la exportación de pimiento. La Figura 1 muestra una fuerte bajada en la exportación a Alemania entre 2004 y 2007, a consecuencia de intolerables concentraciones de residuos de plaguicidas (Van der Blom y col., 2008). Después del cambio al control biológico, a partir de 2008, se produce una recuperación, seguida por un aumento espectacular a partir de 2012. Gracias al control biológico, la facturación de esta exportación ha podido crecer desde 136 millones de euros en 2007 hasta 282 millones en 2019 (datos: EUROSTAT).


Después de la implementación del control biológico, como base de la producción integrada, el sistema sigue evolucionando en muchos sentidos. No solo ha aumentado la oferta comercial de los agentes de control, y la diversidad de las especies disponibles, sino que también hay importantes avances en aspectos medioambientales que influyen en la presión de las plagas y en la contribución espontánea de fauna auxiliar. A continuación, se resumen algunos de los avances hacia la sostenibilidad del control de plagas. Acerca de las experiencias de los agricultores, se mencionan datos de una encuesta realizada entre 190 productores de pimiento en Almería y Granada en 2020 .
En pimiento, la importancia de la fauna auxiliar contra trips, Frankliniella occidentalis, y mosca blanca, Bemisia tabaci, es fundamental e indiscutible. Las sueltas de Amblyseius spp. y Orius laevigatus son una práctica común en todas las fincas, generalmente con resultados muy buenos. No obstante, se sigue considerando el trips como plaga principal, muchas veces a causa de una lenta instalación de la fauna auxiliar. En la encuesta, el 14% de los agricultores indicó que había sufrido pérdidas de más del 5% de las plantas a consecuencia del virus del bronceado (TSWV), transmitido por trips. Un factor importante para la instalación de la fauna auxiliar, y por tanto para el control de plagas, es el control de clima. En Almería, habitualmente se realiza el trasplante en julio, por lo que en los primeros meses el cultivo sufre temperaturas extremadamente altas y humedades relativas (HR) muy bajas. Bajos valores de HR, inferiores al 50%, perjudican directamente a la reproducción de los ácaros depredadores. De los agricultores entrevistados, el 61% indicó que toma medidas para aumentar la humedad en los momentos de calor (Fig. 2), ya sea de forma automática o manual. El porcentaje que afirma que la instalación de Orius y Amblyseius ha sido adecuado es significativamente más alto entre los que practican humidificación (79%) que entre los que no toman medidas (68%). También hay una importante diferencia con respecto al TSWV: de las fincas con algún control de humedad, el 9% ha observado importantes mermas (más de 5% de las plantas afectadas) por TSWV, mientras que este porcentaje es más del doble, 21%, donde no se toman medidas. El virus no llegó a causar mermas importantes en ninguna de las doce fincas con humidificación automatizada. Se concluye que la adecuada humidificación, preferiblemente automatizada en función de la HR en el invernadero, es imprescindible para mejorar los resultados del control biológico.

Compra Revista Phytoma 327 - Marzo 2021