Conscientes de la importancia medioambiental y paisajística del cultivo, el sector platanero canario ha puesto en marcha diferentes acciones encaminadas a fomentar la gestión sostenible de su sistema de producción. Además de imponerse un estricto sistema de autocontrol fitosanitario, se ha convertido en el primer subsector primario en España que ha acreditado su huella de carbono a lo largo de todo el proceso, desde la producción hasta la comercialización en la península.

La Asociación de Organizaciones de Productores de Plátano de Canarias (ASPROCAN), que participa activamente en el Encuentro Internacional Phytoma La sanidad vegetal en cultivos mediterráneos y subtropicales. Retos ante una transición agroecológica, está formado por cerca de 8.000 productores, la totalidad del sector platanero canario, y actúa como órgano de gestión de la Indicación Geográfica Protegida Plátano de Canarias. “El cultivo del plátano se desarrolla en parcelas de apenas una hectárea. Por ello, la unidad y organización es un eje fundamental para poder afrontar los retos que a nivel agronómico se nos presentan al sector. Así, entre las actividades de ASPROCAN se encuentra el servicio de coordinación y dinamización de las actividades técnicas que pueden beneficiar al sector en su conjunto. Un modelo único en España, pues está dirigido al cien por cien de los productores de un mismo cultivo” explica Esther Domínguez, responsable del Departamento Técnico de ASPROCAN, que vela por garantizar la sostenibilidad medioambiental del cultivo, la seguridad laboral de los trabajadores y la calidad del producto.

Para avanzar en la gestión sostenible de su producción, ASPRONA ha alcanzado algunos compromisos, como la certificación de la huella de carbono por AENOR, que acredita la veracidad del cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero en el proceso de cultivo, procesamiento, distribución y maduración del producto. Una etiqueta que garantiza el cumplimiento del compromiso con el medio ambiente de la totalidad de los productores plataneros de Canarias. Con esta acción, se ha convertido en el primer subsector primario en España que ha acreditado su huella de carbono a lo largo de todo el proceso, desde la producción hasta su comercialización en la península ibérica. “La diferencia de emisiones de CO2 entre un plátano de Canarias y una banana procedente de terceros países productores es sustancial debido a la diferencia entre las prácticas culturales y la cercanía al mercado”, afirma Domínguez.

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