La polilla del olivo, Prays oleae (Bernard, 1788) (Lepidoptera: Praydidae), es una de las plagas de mayor importancia en la cuenca mediterránea, Mar Negro, Oriente Próximo y Canarias (Tzanakakis, 2003). El daño causado ocasiona pérdidas estimadas entre el 49% y el 63% de la producción (Ramos y col., 1998; Patanita y Mexia, 2004).
El control de P. oleae está basado principalmente en la aplicación de insecticidas químicos de síntesis (Acetamiprid, Betaciflutrin, Deltametrin, Fosmet, Lambda Cihalotrin, o Spinetoram) o de origen natural, o bien en combinación con tácticas de lucha biológica, ya sea mediante el uso de Bacillus thuringiensis subsp. kurstaki, o mediante la liberación de enemigos naturales, particularmente crisópidos (Neuroptera; Chrysopidae).
Dada la relativamente amplia gama de condiciones ambientales de las zonas olivareras, desde zonas bajas de campiña hasta cotas de casi 1100 m (s.n.m.), se desprende la necesidad de adoptar herramientas que permitan adecuar las tácticas de control a las características microclimáticas de las diferentes áreas, lo que permitiría una mayor eficacia de cualquier medida de control.

Entre los factores que determinan el desarrollo de los insectos, la temperatura juega un papel primordial (Aldana, 1983) al regular la velocidad de las reacciones enzimáticas y a la actividad metabólica de los organismos. La influencia de la temperatura en los procesos bioquímicos ha propiciado que muchos investigadores hayan adoptado herramientas de predicción para estimar la duración de las fases de desarrollo de los insectos, basadas en el conocimiento de su relación con la temperatura ambiente (Wagner y col., 1984; Pitzalis y col., 1985; Belcari y col., 1989; Fan y col., 1992; Coutinho y col., 1997; Brévault y Quilici, 2000; Asplanato y García-Marí, 2001; Gallardo y col., 2009; Goncalves y Torres, 2011; Haavik y col., 2013; Petacchi y col., 2015).
El desarrollo de los insectos tiene lugar exclusivamente dentro de un margen de temperatura relativamente estrecho, y está determinado por dos valores umbrales de temperatura: el umbral inferior, o temperatura base, es el valor crítico de temperatura a partir del cual se activan los procesos metabólicos y el comienzo del desarrollo del insecto. A partir de este valor de temperatura se produce un aumento de la velocidad de reacción enzimática, hasta alcanzar la tasa máxima de desarrollo.
Una vez rebasado un segundo valor de temperatura correspondiente al umbral superior, la tasa de desarrollo se ralentiza progresivamente, hasta llegar a un valor de temperatura o máximo térmico, a partir del cual el desarrollo se detiene y determina la detención del desarrollo y la entrada en estivación de las larvas, reportada por Civantos, (1998) y Kumral y col. (2005), pudiendo incluso producirse la muerte del organismo.

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