Si la sequía ha asestado este año un duro mazazo a la producción de arroz en España, con una drástica reducción de la siembra, sobre todo en Andalucía y Extremadura, las malas hierbas llevan años asfixiando a este cereal, favorecidas por la aparición de poblaciones resistentes a los pocos herbicidas autorizados.

El empleo de herbicidas supone en torno al 80% de los gastos en productos fitosanitarios de este cultivo. Sin embargo, el control de las especies adventicias, que le disputan al arroz recursos tan preciados como el agua, no es lo suficientemente eficaz por la escasa disponibilidad de productos autorizados, ya que la mayoría de las materias activas están concentradas en dos modos de acción: inhibidores de la ACCasa e inhibidores de la ALS. Por esta razón, está creciendo de forma alarmante el número de casos de poblaciones de malas hierbas resistentes a dichos grupos de herbicidas.

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