A lo largo de los últimos 35 años, la problemática fitosanitaria del cultivo del arroz no ha cambiado de manera sustancial, aunque sí lo ha hecho la forma de abordarla. En este artículo hemos realizado un repaso de los principales problemas existentes, y los de nueva aparición, y cómo se han ido adaptando las técnicas aplicadas para su manejo y control. Todo, dentro del contexto actual del Pacto Verde Europeo, la estrategia ‘De la granja a la mesa’ y los objetivos de reducción del uso de productos fitosanitarios, cuyo uso está cada vez más restringido, en especial en las áreas medioambientalmente sensibles en las que se suele realizar el cultivo del arroz.

Las plagas, enfermedades y malas hierbas más importantes que afectan al cultivo de arroz en los últimos decenios, no han variado sustancialmente en la Comunidad Valenciana, entre las que destacan se encuentra: Chilo suppressalis o barrenador del arroz, Magnaporthe oryzae o piricularia y las malas hierbas, gramíneas anuales y malas hierbas de hoja ancha. En los últimos años se ha detectado la presencia muy localizada de Leersia oryzoides y, en mayor medida extendida por el arrozal, de Leptochloa spp. Su situación y evolución se puede resumir como sigue.

Chilo suppressalis es la plaga más importante de los arrozales valencianos. Es una polilla de actividad nocturna y se la conoce vulgarmente como cucat del arròs. Su ciclo biológico pasa por cuatro etapas: huevo, larva, crisálida y adulto; y tiene 2 ó 3 generaciones en nuestra zona arrocera. Pasa el invierno en estadio larvario en plantas de carrizo (Phragmites sp.) y en rastrojos del arroz. A partir de mediados de abril y hasta mitad de junio, las crisálidas dan lugar a los primeros adultos de la temporada. Los adultos son mariposas de pequeño tamaño, 20-24 mm, pero son las larvas las que perforan las vainas y/o el tallo para ocupar las partes internas de la planta.

Los métodos de control del barrenador han evolucionado en las últimas década, sobre todo desde la declaración como Parque Natural de la Albufera de Valencia, por la Generalitat Valenciana, el 8 de julio de 1986. En los años 80 y 90 se realizaban tratamientos insecticidas con productos organofosforados, de alta eficacia y fuerte impacto ambiental. A continuación, hasta 2005, se ensayaron y combinaron la lucha química dirigida con productos insecticidas reguladores del crecimiento (IGR) de baja toxicidad ambiental, con métodos biotecnológicos de confusión sexual. Una tercera etapa abarca de 2006 a 2013, donde el 100% de la superficie arrocera se trata mediante la técnica de confusión sexual, siendo la única zona arrocera donde el control del C. suppressalis se realiza mediante la técnica de Confusión Sexual. Por último, en 2014 se produjo la sustitución de los difusores tradicionales, fabricados sobre un soporte de PVC, por unos difusores de base celulósica  y biodegradables que minimizan en mayor medida el impacto ambiental de esta técnica. En otras zonas arroceras españolas como el Delta del Ebro, esta técnica de biocontrol también está ampliamente implantada.

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