A lo largo de los últimos 35 años, los problemas fitosanitarios de los cítricos y la manera de afrontarlos ha evolucionado de forma sustancial. En este artículo hemos realizado un repaso de los principales problemas existentes, y los de nueva aparición, y como se han ido adaptando las técnicas aplicadas para su manejo y control. Todo dentro del contexto actual del Pacto Verde Europeo, la estrategia ‘De la granja a la mesa’ y los objetivos de reducción del uso de productos fitosanitarios, cuyo uso está cada vez mas restringido y con menor disponibilidad.

La citricultura española se ha enfrentado a varias reconversiones a lo largo de su historia, y una de las más significativas fue el conjunto de iniciativas emprendidas a raíz de la aparición del virus de la tristeza de los cítricos, que se introdujo en la Comunidad Valenciana en 1956 y que causó la muerte de cerca de cuarenta millones de árboles, obligando a renovar la mayoría de las plantaciones injertadas sobre el patrón naranjo amargo por patrones tolerantes a esta enfermedad.

Desde entonces hasta la actualidad hemos tenido que afrontar diferentes retos que se nos han ido presentando para conseguir una citricultura viable económicamente y sostenible medioambientalmente. Así pues, hemos pasado de afrontar nuestros problemas con las plagas mediante el uso de lucha química indiscriminada a la gestión integrada de plagas (GIP), definida como una estrategia de control que consiste en la aplicación racional de una combinación de medidas biológicas, biotecnológicas, de cultivo o de selección de vegetales y dejando el tratamiento químico como último recurso, de modo que la utilización de los productos fitosanitarios se limite al mínimo necesario.

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