Los pulgones (Hemiptera: Aphididae) representan una de las plagas más importantes y costosas en los cultivos hortícolas de todo el arco mediterráneo tanto en cultivos protegidos como al aire libre, especialmente en Murcia y Almería; afectando fundamentalmente a los cultivos de cucurbitáceas (pepino, calabacín, melón y sandía), así como a los de la familia de los cítricos y otros cultivos de importancia desde Cataluña hasta Huelva. Las múltiples virosis transmitidas por pulgón, especialmente los de la familia Luteoviridae y Potyviridae, géneros Luteovirus y Potyvirus respectivamente, repercuten muy negativamente en las economías de los agricultores.
Debido a su enorme plasticidad adaptativa al entorno y a los productos fitosanitarios, nos encontramos cada día con mayores dificultades para combatir esta plaga. Disponemos de un abanico de herramientas que deberían complementarse adecuadamente, como hicimos en los primeros años de la lucha integrada: control químico, control biológico y manejo conservativo. No obstante, hoy en día parece cada vez más dificultoso el control efectivo de dicha plaga; quizás sea, en mi humilde opinión, porque no hemos sido capaces de una mejor integración y desarrollo de dicho manejo conservativo explicándoselo al agricultor, dándole más formación en los temas de control integrado y adaptándolo mejor a las diferentes situaciones, necesidades y/o problemática de cada zona. Más formación e investigación se me hacen imprescindibles para revertir la actual tendencia de volver a la lucha química como elemento fundamental en el control de ésta o cualquier otra plaga. Ni nuestros clientes, ni los consumidores, ni las diferentes asociaciones que tienen voz e influencia en la Unión Europea lo van a consentir. No olvidemos el pasado para no repetir los errores cometidos.
