“Desde este balcón, Petra la Colorina cantaba saetas al Gran Poder”. “En esta casa nació el premio nobel Vicente Aleixandre”. “Por este arquito pasaba don Juan de Mañara cuando cada noche salía a recoger pordioseros” … Estos son ejemplos de los miles de inscripciones que adornan las paredes de la ciudad de Sevilla. Los sevillanos están obsesionados con que la historia de su ciudad esté tan viva como ellos mismos, por eso Sevilla tiene una belleza especial que nace del amor desmedido que los sevillanos tienen por su memoria. También existen profesiones que incrementan su prestigio mediante la exaltación de su historia, aunque hay algunas que, aun poseyendo hechos memorables, estos son desconocidos incluso por los que ejercen esa actividad, como sucede con la Sanidad vegetal. –¿Cuántos de los dedicados a esta profesión saben quién fue Al-Awwam, Juan de Quiñones o Blanco Fernández?
Conocer los miles de sucesos referidos a las plagas en España no solo es útil como conocimiento científico para mejorar los procedimientos actuales de lucha contra ellas, sino incluso para prevenir las que pueden surgir en un mundo tan “hiperglobalizado” como el que se nos presenta. Por otra parte, descubrir los relatos de esos hechos, como si de una obra literaria se tratara, produce el mismo placer que cualquier novela de aventuras. Este artículo que encontré no hace mucho referido a un grave suceso ocurrido en Daimiel, cuando se luchaba contra la langosta, podría ser uno de los temas dramáticos de aquellas famosas novelas de Felipe Trigo.
