La vid alcanza su auténtico desarrollo como cultivo en el entorno mediterráneo hace milenios. La planta domesticada entonces poco tiene que ver con las variedades actuales de V. vinifera y no sabemos desde cuándo ni cómo surgen y conviven con la vid los 102 virus de la vid identificados. Ese gran número se podría explicar por una larga co-evolución de virus y Vitis spp., unida a la propagación vegetativa, una larga historia de selección y mejora de V. vinifera y un enorme intercambio de material vegetal durante milenios. En la viticultura mediterránea se describen por primera vez los virus de la vid y, aunque se siguen identificando nuevos virus, los regulados siguen siendo los asociados al enrollado y a la degeneración infecciosa. La propagación de material vegetal libre de virus regulados es necesaria y reduce las pérdidas más importantes, pero no es suficiente porque la llegada de nuevos virus, de nuevos vectores de los virus regulados o el efecto sinérgico de nuevos virus transmitidos por vectores puede poner en riesgo la rentabilidad de las nuevas plantaciones.
En la vid, el reconocimiento del riesgo que suponen los virus es reciente y relacionado con una viticultura con altas expectativas de calidad y altos rendimientos. A pesar de la larga lista de nuevos virus que se van descubriendo, la degeneración infecciosa y el enrollado de la vid siguen siendo las dos enfermedades más graves de etiología viral.
