Describimos aquí las investigaciones realizadas en los años setenta sobre una grave enfermedad de los cerezos del Valle del Jerte que amenazaba el futuro de la comarca. Con sus conclusiones se eliminó aquel fantasma, el cultivo continuó progresando y este Valle es hoy un modelo de desarrollo agrícola.
El Servicio de Defensa contra Plagas e Inspección Fitopatológica fue creado a comienzos de la década de los setenta. Con su actividad, hasta la cesión de gran parte de su estructura a las Comunidades Autónomas, se resolvieron numerosas e importantes plagas. Unos resultados que fueron conseguidos mediante proyectos elaborados con criterios científicos y desarrollados, sobre todo, con el entusiasmo del personal encargado de realizarlos. Sus efectos positivos no solo fueron de naturaleza económica, sino también medioambiental, consecuencia de recomendar los fitosanitarios más adecuados, aplicarlos en el momento oportuno y reducir su número a lo estrictamente necesario.
Algunos de aquellos trabajos fueron publicados, pero la historia de cómo fueron llevados a cabo se ignora. Este artículo es el relato de uno de aquellos proyectos realizados en los años setenta. Su descripción está hecha en clave narrativa en razón de que las vivencias experimentadas por sus protagonistas podrían ser las propias de una aventura o, mejor, de un cuentecico, pero de verdad.