La retirada del mancozeb y la aparición de resistencias del hongo Plurivorosphaerella nawae al grupo de fungicidas Qol (estrobilurinas) ha motivado que la Dirección General de Sanidad de la Producción Agraria haya autorizado la comercialización y el uso de los productos fitosanitarios formulados a base de fluxapyroxad 30% [SC] P/V y captan 47,5% [SC] P/V para el control de la mancha foliar del caqui, la principal enfermedad de este cultivo.

El periodo de esta autorización excepcional comienza el 24 de marzo y concluye el 15 de junio, y sólo es valido en la Comunidad Valenciana, que concentra la producción nacional de este frutal. El Servicio de Sanidad Vegetal de la Comunidad Valenciana recuerda que los tratamientos fungicidas deberán programarse para cubrir el período de riesgo de infección, que suele coincidir con los meses de abril, mayo y junio, aunque las fechas concretas cambian en función de la evolución del hongo en cada campaña. Además, también aconseja efectuar análisis previos a la recolección para comprobar que se cumple la legislación vigente y evitar así problemas de residuos (los límites máximos de residuos de los fungicidas autorizados se encuentran en el límite de determinación analítica).

Este patógeno, que apareció en la Comunidad Valenciana en 2008, causa la aparición de manchas en las hojas, más o menos de formas redondeadas de color marrón que normalmente quedan rodeadas de un halo verdoso. Las hojas afectadas se tornan cloróticas y se necrosan hasta causar la defoliación del árbol. Los frutos de los árboles afectados maduran anticipadamente y caen al suelo como respuesta fisiológica del árbol al estrés causado por la defoliación.

En un reciente Phytoma Meet dedicado al caqui, Antonio Vicent, coordinador del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del IVIA, subrayó la importancia de algunas prácticas agronómicas para el manejo de esta enfermedad, como eliminar la hojarasca de las parcelas afectadas y anteponer el riego por goteo al de inundación, para reducir así el nivel de inóculo. Además, el IVIA ha desarrollado y validado un sistema de ayuda en la toma de decisiones que permite sincronizar las aplicaciones fungicidas con los períodos críticos de infección, lo que evita aplicaciones innecesarias fuera de los momentos de riesgo.